El cambio que merecemos
El verdadero cambio no se construye con servilismo, pero tampoco con odio ni resentimiento. Menos con una visión excluyente del proceso político. En términos institucionales, sociales y políticos la destrucción del otro no es la construcción de lo nuevo; la superación de los errores y vicios del pasado, sí lo es.
“En este país debemos empezar a construir el diálogo... y diálogo quiere decir capacidad de estar en desacuerdo sin tener que ser enemigos”. Mario Dávalos
Concebir el debate político como la lucha entre los buenos versus los malos no solo es una construcción simplista, poco realista y hasta perversa de la realidad de los pueblos, sino una ingenuidad que provoca desconfianza y frustración en la democracia como sistema político.
El auténtico éxito de un cambio político consistente y sostenible no se construye eliminando de la faz de la tierra al contrario porque “cuando lleguemos los honestos todo se solucionará”, aunque la ética, la transparencia en la administración pública es y será un eje central del cambio institucional y de cultura política que necesitamos y merecemos.
Intentar eliminar al contrario ha sido el camino de todos los regímenes totalitarios de izquierda y de derecha, logrando con éxito, sustituir los viejos privilegiados por los nuevos privilegiados, los del partido en el poder.
El publicista Mario Davalos ha sido víctima de la maledicencia pública por aceptar contratación del gobierno para una campaña de educación y concientización sobre la pandemia, por esa “cultura binaria... donde eres de mi equipo o eres mi enemigo... donde nos insultamos porque no vemos el mundo de la misma manera”, como afirmara.
Igualmente le ha pasado a otros profesionales que han sido sometidos al intento de fusilamiento moral, entre ellos Stella León por apoyar a su amiga de infancia Raquel Peña Antuña como candidata vicepresidencial de Luis Abinader.
Trabajar para el Estado no es un delito y nadie debe sentirse mal por ello. Ser autor o cómplice de robo, corrupción y abusos de poder en el sector público y privado sí lo es.
He tenido el privilegio en tres ocasiones de servirle a mi país, como consultor en negociación y mediación de procesos públicos: En el 2011 en la mediación entre CDEEE y AES Dominicana. En el 2015 como parte del equipo de asesores del recién formado Ministerio de Energía y Minas y en el 2018 como coordinador de las Mesas Técnicas del Indotel.
En el caso de CDEEE y AES Dominicana tuvimos junto a otros actores, un gran éxito. Igualmente, con las Mesas Técnicas del Indotel. Más adelante, el propio Indotel convocó a otra licitación y perdimos con honor. Ganó la propuesta el Dr. Juan Puello Herrera, excelente profesional, de sólida solvencia moral y de quien me sentí honrado que me ganara esa licitación.
En el Ministerio de Energía y Minas no pudimos terminar el trabajo, por razones políticas partidarias que llevaron al ministro Pelegrín Castillo a su renuncia. Aprovecho la ocasión para dejar constancia de que el ministro Castillo apoyó de forma proactiva nuestras recomendaciones para que involucrara distintas organizaciones de la sociedad civil y para ello visité Participación Ciudadana, la Academia de Ciencias, la UASD, entre muchas otras, para trabajar en términos estrictamente técnico-profesional en la realización del proceso de construcción de un consenso incluyente, abierto y participativo de todos los sectores de la vida nacional.
Posteriormente, el nuevo ministro de Energía y Minas, Lic. Antonio Isa Conde me llamó por teléfono agradeciendo el trabajo que veníamos encaminando y que lamentaba, por las razones ya conocidas, los acontecimientos. Su trabajo al frente del Ministerio honra sus palabras y estirpe de hombre de Estado.
En la oposición y en todos los gobiernos, hay hombres y mujeres serios, capaces, responsables. Lo negativo en sí mismo, tal como hemos explicado en artículos anteriores, es que vivimos una crisis que se viene acumulando desde 1966, de naturaleza estructural, cultural e histórica y le correspondía a los gobiernos del PLD realizar ese cambio cualitativo, que aún sigue pendiente. La corrupción y la impunidad, profundamente clientelista y rentista, continua siendo el modelo de gobernar los destinos nacionales, “otorgando como favor, lo que nos toca como derecho”.
El verdadero cambio no se construye con servilismo, pero tampoco con odio ni resentimiento. Menos con una visión excluyente del proceso político. En términos institucionales, sociales y políticos la destrucción del otro no es la construcción de lo nuevo; la superación de los errores y vicios del pasado, sí lo es. Nadie puede destruir la noche para que salga el sol.
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