De Pueblo Nuevo al Capitolio
En su tercer intento, Adriano Espaillat obtuvo finalmente la candidatura del Partido Demócrata para competir por la representación del Distrito Congresual No. 13 de la ciudad de Nueva York en la Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos. Como se trata de una demarcación fuertemente demócrata, Espaillat tiene altísimas probabilidades de ser electo a esa posición en las elecciones del próximo noviembre, lo que lo convertiría en el primer político dominico-americano en llegar como representante a la capital norteamericana. De hecho, sería uno de los pocos casos actualmente de un legislador federal nacido fuera del territorio de Estados Unidos, ya que Espaillat nació en el populoso barrio de Pueblo Nuevo en Santiago de los Caballeros, y emigró a Estados Unidos cuando era un pre-adolescente.
El Distrito No. 13, el cual cubre la parte alta de Manhattan, incluyendo Washington Heights, Inwood, Spanish Harlem, así como una parte del Bronx, lugares en los que vive una gran cantidad de dominicanos, estuvo representado desde 1971 por el congresista Charles B. Rangel, quien anunció su retiro este año. Rangel ha tenido una estrecha relación con República Dominicana desde que a principios de los años setenta llegara a Punta Cana, acompañado del prominente abogado y mediador laboral Ted Kheel, quien fuera inversionista originario y socio fundador del proyecto Punta Cana, bajo el liderazgo de Frank Rainieri. En una oportunidad, el congresista Rangel le expresó a quien esto escribe que cuando llegó a Punta Cana “encontró el cielo”, y por eso adquirió una pequeña villa en ese lugar, que muchos años más tarde le traería problemas con el fisco de Estado Unidos.
Rangel también se relacionó estrechamente con la comunidad dominicana en Nueva York, pues su Distrito se fue llenando de dominicanos, a quienes necesitaba para ganar elecciones. Este congresista jugó un papel clave en el diseño e implementación de la Iniciativa de la Cuenca del Caribe, bajo el gobierno de Ronald Reagan, así como de los diferentes instrumentos legales que se adoptaron a través de los años bajo la sombrilla de esa iniciativa. Se opuso, sin embargo, al DR-CAFTA, como también lo hizo Hillary Clinton, quienes actuaron, no tanto por convencimiento propio de que ese tratado comercial perjudicaría a Estados Unidos -más bien lo beneficiaría como en efecto ha ocurrido-, sino por las presiones de los sindicatos y los grupos medioambientalistas que tienen un peso muy fuerte a lo interno del Partido Demócrata. Rangel lideró la oposición al DR-CAFTA en la Cámara de Representantes cuando este instrumento legal fue sometido a votación para su aprobación, pero no logró su propósito. Por demás, Rangel mantuvo durante mucho tiempo una posición crítica hacia República Dominicana por el manejo de la cuestión haitiana, aunque en la última etapa moderó enormemente su posición, hasta el punto de que defendió de manera activa la política implementada por el gobierno dominicano, tomando distancia del resto de los miembros del Black Caucus, y decepcionando a algunos políticos de países del CARICOM, que hubiesen deseado una posición militante de Rangel contra nuestro país.
Independientemente de que se esté de acuerdo o no con el congresista Rangel, hay que reconocer que fue un político extremadamente hábil, gran negociador, con una oratoria impresionante y una agudeza sorprendente para manejar situaciones cambiantes. Ha sido el único legislador afro-americano en ocupar la poderosa posición de presidente del Comité de Medios y Arbitrios de la Cámara de Representantes, aunque tuvo que renunciar a la misma poco tiempo después de ascender a ella por haber ocultado ciertas rentas al fisco, lo que desató fuertes ataques en su contra, especialmente de parte del influyente periódico The New York Times.
Ese es el contexto político y legislativo que va a encontrar Adriano Espaillat cuando –como se espera- gane la representación del Distrito No. 13. Espaillat deberá llenar unos zapatos bien grandes, aunque tampoco hay que esperar que trate de imitar a Rangel, sino más bien que desarrolle su propio estilo y su capacidad para hacerse sentir en el complejo mundo del Congreso de los Estados Unidos. Uno de los grandes desafíos que tendrá Espaillat es convertirse en un representante, no sólo de los dominicanos y de otros grupos hispanos de su Distrito, sino también del resto de los sectores sociales que residen en el mismo, incluyendo, entre otros, blancos, judíos y afro-americanos. Esto será necesario para poder asegurar su asiento por mucho tiempo en la Cámara de Representantes, cuyos miembros son electos o reelectos cada dos años.
Aunque en su condición de congresista junior, Adriano Espaillat no tendrá en lo inmediato una posición relevante en la estructura del liderazgo demócrata en la Cámara de Representantes, su relación personal con Hillary Clinton le ayudará mucho si esta sale electa presidenta de los Estados Unidos. Él sería una fuente directa de consulta para ella, cuando se trate de temas que afecten a República Dominicana y los países vecinos, incluyendo Haití, como lo serían también otros dominicanos, como Guillermo Lineras, que la han apoyado desde hace muchos años. Esto significa que Espaillat tendrá mucho más acceso a la Casa Blanca que lo que se espera de un congresista recién llegado al Capitolio de algún lugar remoto de Estados Unidos.
En lo que a República Dominicana concierne, Adriano tendrá el desafío de conciliar, por un lado, su deseo de ayudar al país desde su posición en el Congreso y, por el otro, lidiar con las posiciones de grupos activos en el Partido Demócrata que mantienen posiciones muy críticas contra República Dominicana, particularmente sobre el tema haitiano. La propia comunidad domínico-americana que él representa vive esas tensiones y ambigüedades, por lo que parte de su agenda estará marcada por esa problemática, aunque es de esperar que él tenga la capacidad de dar respuestas a las demandas y expectativas de la variedad de sectores que habitan en esa importante porción de la ciudad de Nueva York.
Como santiaguero, me siento orgulloso de ver que un oriundo de Pueblo Nuevo esté a la puerta de entrar al Congreso de Estados Unidos. Aunque debo decir que habiendo nacido en Los Pepines, me siento celoso de que no haya sido un pepinero quien haya alcanzado ese excepcional logro. En cualquier caso, enhorabuena para Adriano. Que triunfe en noviembre, y que sea un gran congresista para orgullo de todos los dominicanos.