En alegre caravana...

El mercado laboral está tan deprimido que la dependencia del ciudadano común hacia los "favores" de la clase política no disminuye. En realidad, una buena parte de los trabajadores dominicanos están secuestrados (unos con más resistencia que otros) por el clientelismo.

Y por eso, noticias que no tienen ninguna trascendencia fundamental concitan la atención de la prensa y de los lectores. (Hay que saber qué se mueve...) Que Amable amaga con irse del PRSC. Que la AMET regulará el tráfico en la inauguración del comando de campaña de Reinaldo. Que el PRM sigue peleándose consigo mismo. Que los amigos de Leonel le han prestado (o dado) una casa para su proselitismo...

Faltan más de 15 meses para las elecciones, y las agendas están afinándose como si tuviéramos las urnas abiertas en un par de semanas. Eso es anormal e insano.

Discutamos el tema de Haití, exijamos una postura oficial más comprometida. Busquemos una solución para el transporte. Exijamos una política de Medio Ambiente con sentido y consistencia. Insistamos en la lucha contra la corrupción, que es la madre de todos los problemas. Las caravanas políticas son hoy un recordatorio de que el clientelismo ha sustituido a la democracia a la que aspirábamos y una clara muestra de que no hay en la clase política ni propósito de enmienda ni capacidad para entender la política como un oficio sacrificado y responsable al servicio del bien común. Y de las ideas.

¿Hay alguna solución a 15 meses vista?

IAizpun@diariolibre.com