El muro

El hombre es muy dado a repetir lo que ha fracasado en el pasado. No aprende de la experiencia propia ni ajena, cuando en medio de su frustración no encuentra salida a sus problemas.

Eso es lo que está pasando con la propuesta de construir un muro en la frontera con Haití.

Desde la muralla china hasta el muro de la "tortilla", erigido por los Estados Unidos, ningún muro ha sido efectivo para detener a las hordas que quieren pasar a otro territorio. Pregúntenle a España por la cerca de Melilla.

El gran muro, el que debimos levantar hace tiempo, y que ahora tenemos una oportunidad de oro de lograr, es el muro de la institucionalidad, de la aplicación de la ley, caiga quien caiga, sea nacional o extranjero, guardia o civil.

El trasiego de personas por las fronteras es un fenómeno económico. Si las diferencias económicas y de oportunidades son abismales entre los países fronterizos, no hay muro que pueda evitar el cruce.

Lo que debe hacer el país afectado es organizarse de tal manera, que sÓlo cruce la frontera la migración que el país desee, ya sean técnicos calificados o mano de obra necesaria.

Hablar de construir un muro material en la frontera es una distracción a la que no debemos hacer caso en momentos en que todas nuestras fuerzas deben estar destinadas a realizar el mejor proceso posible de regularización de los que califiquen, y que los haitianos vengan a dar documentos a su gente para que se vea claramente que nunca fueron dominicanos.

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