Campañas más cortas

Si de verdad se quiere abaratar la actividad política en el país y evitar el gasto de los Gobiernos en propaganda política disfrazada, la experiencia ofrece numerosos ejemplos de medidas efectivas que pueden tomarse.

La primera es acortar la duración de la campaña. En un país tan politizado como el nuestro no hay que hacer campaña por tres meses para ganar unas elecciones. Una campaña de un mes, a lo sumo, bastaría, al igual que una ley que la penalice a destiempo.

El segundo punto tiene que ver con la fecha de las elecciones, la doble vuelta y la toma de posesión. En ninguna parte del mundo, se requieren 45 días para una segunda vuelta. Solo aquí. Eso es un desperdicio total de recursos. Por otro lado, las elecciones en mayo solo recuerdan la elección de Trujillo el 16 de mayo de 1930. Debe cambiarse para finales de junio o principios de julio para permitir una segunda vuelta dos semanas después, si se quiere mantener el cambio de gobierno el 16 de agosto, que es mala fecha porque el gobierno que entra casi no tiene presupuesto. Insistiremos sobre el tema.

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