Distracciones

La pobreza es la vida del 40% de los dominicanos. La indigencia, la del 20%. Son datos de la CEPAL, y no hay crecimiento del 6.5% que haya logrado revertir esas cifras. Somos un país que, esencialmente, distribuye mal el crecimiento.

No somos tan pobres como para necesitar programas internacionales de asistencia para construir letrinas, como ha sucedido. Ni tan boyantes como para andar desperdiciando millones en acciones innecesarias, como ocurre todos los días.

Las discusiones sobre la reelección no pasan de ser ejercicios de lucha de poder entre grupos políticos para administrar un presupuesto que no para de crecer, y que no logra bajar las cifras de la pobreza, ni siquiera a la media de la región.

Nos arrastran a una discusión sin fin que nos distrae de los problemas reales. Nadie la gana, porque el que sigue la retoma.

No somos más pobres, ni nuestros jóvenes se quieren ir del país, ni las calles son un vertedero, ni los hornos de carbón siguen humeando, ni la capital se arrabaliza ante nuestros ojos, ni los choferes tienen secuestrado el transporte nacional, ni las playas están privatizadas o deterioradas, ni la educación es todavía de baja calidad, ni los sueldos no alcanzan... porque haya o no haya reelección cada cuatro años.

Somos más pobres, porque los políticos nos hacen más pobres, administrando de manera ineficiente e interesada el presupuesto que sale de nuestros impuestos.

El problema no es la reelección, es la corrupción. Siempre lo ha sido.

iaizpun@diariolibre.com

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