Quieren que se multipliquen los panes
Muchas expectativas acercan destino
La borrachera de la calle es lo que menos importa, y el Gobierno debe ir tomando medidas como sastre de ocasión, pues mientras la satisfacción se consuma en sí misma, no hay problema.
Lo preocupante –o debiera preocupar a los mandatarios– es que ese humor ponga la reversa o confunda el rumbo, pues las muchas expectativas no adelantan viaje, pero sí acercan destino.
La transición o los meses finales no dieron para aprobar el pacto eléctrico, y se da por seguro un nuevo orden fiscal, como si fuera fácil imponer consensos.
Comer, lo que se dice comer, cualquiera. Pero freír, lo que se dice freír, no todo el mundo. Debe tenerse anafe o estufa, sartén o paila, pero sobre todo aceite.
La experiencia es que los aceitosos sobran, no la grasa, mucho más que ahora no es de maní, sino el llamado aceite verde, extraído del olivo.
Además de que si se despierta el hambre, comida habrá de aparecer, pues la calle está loquita por decir que no solo médicos, policías y militares.
Las masas quieren que se multipliquen los panes y los peces.
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