La teoría de la conspiración en todo...

Todo se arropa bajo la conspiración...

El político dominicano no es muy dado al estudio, pero por algún lado le entra –sin sangre– y aprende la teoría de la conspiración.

La mejor herramienta de su oficio y con la que enfrenta cualquier situación que sea contraria a sus intereses. Dicha teoría, como una encuesta, se presta a todo.

El fallido 16 de febrero fue obra de una gran conspiración, y grande porque participaron las dos o tres fuerzas principales. Incluso, más que denuncia, hubo acusación, y el caso fue a la Justicia, ya no en busca de amparo, sino de reparación o indemnización.

Sin embargo, cuando la OEA hizo su escrutinio, la conspiración no apareció en parte. El informe niega la intervención de manos extrañas o propósito de fraude.

Aunque la teoría vale más que la realidad y no es la OEA la que va a curar al político dominicano de su más sana enfermedad: la conspiración como oxímoron.

El Peregrino de Puerto Plata fue un suceso y a distancia se le ve como obra de conjunto. Un político por aquí y otro por allá.

Como el caso de la mujer adúltera, ninguno libre de pecado y sin poder lanzar la primera piedra. Aunque se excusan y resguardan en la teoría de la conspiración.

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