La muerte no mete miedo al criollo...
El dominicano quiere vivir como chivo sin ley
La única solución al contagio del coronavirus sería disponer medidas que no afecten a la gente. La gente no va a cooperar ni aunque se lo pida Dios.
Si no, preguntar a Los Negros del Ataúd.
Los expertos de la calle, como genios de la Matica, replican al toque de queda con una ingenuidad digna de mejor suerte. ¿Acaso el COVID-19 solo se pega de noche, pues de día se anda manga por hombro?
La cuestión es simple: No se quiere mascarilla de día ni confinamiento de noche, sino que se deje fluir la vida. La muerte por lo visto no mete miedo.
Se pedía, o más bien se reclamaba, con desafío incluido, que se flexibilizara la hora. Que en vez de cinco, de siete, de ocho, fuera más tarde.
En esa lucha hasta la primera dama participó, y la almohada hizo el trabajo e influyó. El nuevo decreto extendió la veda, pero ahora a partir de las nueve.
Los reporteros en su recorrido vieron que la noche era igual que el día: ocasional mascarilla y poco confinamiento. A quienes antes les cogía la siete, ahora las nueve. Como ocurre con la placa y con la prórroga.
El dominicano no puede dejar de ser dominicano.
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