La gente quiere su lunes libre...

Y los partidos no quieren contar rápido...

Después que una administración falló en algo tan simple y universal como cambiar la hora por razones de estación, ninguna autoridad intentó modificar lo que sería un orden natural.

Tiempo igual en verano que en invierno, y sin importar si se amanecía más temprano o se adelantaba la noche. Que no en todo Dios propone y el hombre dispone.

El lunes laborable era sobreentendido hasta que se habló de una circular o de un decreto, o que a falta de una o de otro se hiciera necesaria una aclaración, resultando peor el remedio que la enfermedad.

Los mares y los cielos vuelven a confundirse como al principio del mundo, y muchos considerarán oportuno un descanso. Si el Señor sintió cansancio después de seis jornadas ¿qué serán los humanos?

El conteo rápido de la Junta eliminaba murmuraciones, rumores, reacciones, pero si será a mano, se llevará mucho tiempo, como el pasado, y de la noche podría llegarse hasta la mañana.

Nadie en esas condiciones querrá salir de su casa e ir a trabajar sin saber quién ganó, o quién perdió, pues lo que se teme es el arrebato. Después del Juego de Estrellas, al día siguiente no se juega.