Diciéndose “orejú” entre conejos

El gobierno y la oposición usaron las mismas artes...

Después de las protestas de los que protestan por falta o atraso en el pago, los convocantes debieran cambiar la naturaleza de los participantes.

No es que no hagan paradas, cadenas y demás movilizaciones, pues toda democracia para ser verdadera necesita de manifestaciones públicas.

Pero eso del pica pollo, la botellita de agua y los trescientos pesos, debiera superarse, mucho más si se acusa al gobierno de hacer lo mismo. Aunque, claro, con montos mayores.

La política no debiera ser escenario de orejudos, en que el burro descalifica al conejo por tener orejas grandes, ni de los que escupen para arriba sabiendo que la saliva caerá en sus caras.

Lo mismo con la compra de votos.

Que la reelección consiguiera el 62 %, como dicen, en una subasta persa, mal, muy mal, pero la verdad hay que contarla entera. Entre los pocos de oposición que pudieron salvarse, hay uno que lo muestran en las redes repartiendo dinero en la fila de votación.

¿Y entonces?

Ese conejo por lo visto no comió zanahoria, pero se la dio a comer a otros, y de manera graciosa, como si fuera entretenimiento de circo. Con razón dio una paliza.