La tremenda corte
En el caso de Miguel Ángel Ordóñez
Quien escribe debe responder en consecuencia si viola las reglas legales que protegen la honra ajena.
Los delitos de prensa hay que probarlos y, como en todo proceso, el derecho a la defensa es sagrado.
Lo ocurrido al periodista Miguel Ángel Ordóñez Nula dobla como una truculencia jurídica, un atropello que deja malparado al responsable, en el caso el juez interino Vargas Luna. ¡Vaya interinato!
Declarar en rebeldía a alguien sin haber sido citado debidamente puede que se trate de un error.
Pero si en la reconsideración del caso, el juez inobserva las pruebas que se le presentan e ingresa en el terreno de la ficción para mantener una medida extrema… bueno.
“…al momento de dictar la decisión tomamos en cuenta actuaciones llevadas a cabo por funcionarios consulares competentes que manifestaron haber localizado el imputado y haberle hecho llegar la convocatoria a la audiencia”, dice el juez en su decisión.
Pero el consulado dominicano al que corresponde la jurisdicción de Ordóñez señala “ …la notificación, después de varios intentos, no se pudo localizar en el domicilio indicado”. Si alguien miente, in dubio pro reo.
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