En silencio, se incrementa la delincuencia
El mal no se atacó nunca de raíz
En momentos en que la sociedad dominicana se mantiene atenta a los enfrentamientos mediáticos protagonizados por la denominada clase política con temas como el arancel cero a 67 productos de la canasta familiar, la corrupción de antes y la de ahora, el fraude millonario en el programa Supérate, la ley de extinción de dominio, entre otros candentes tópicos... la población está sufriendo en carne propia las consecuencias de la delincuencia, que cada día llena de dolor los hogares dominicanos.
Por los niveles de incremento de los actos delictivos y la violencia en el país, ya la delincuencia dejó de ser una percepción, tanto para las autoridades como para el pueblo llano, porque además de arrebatar la vida o sus pertenencias a las personas, en calles, vías o en sus propias casas, también les está robando la tranquilidad, la paz y la libertad, pues la gente teme salir a la calle. Mientras la delincuencia aumenta, también crecen los discursos oficiales en los que se habla de los programas de seguridad ciudadana. Pero los resultados no se ven, porque el mal nunca ha sido atacado desde sus raíces y por eso repolla cada cierto tiempo, sin importar que el director de la Policía sea mano dura o un oficial académico.
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