De buena tinta - El problema somos nosotros
A pesar de los problemas que crea, se insiste en importar haitianos
Este es un país con un fatalismo especial: no bien se trabaja en la solución de un problema cuando se produce algo que lo agrava. La gran cantidad de haitianos en territorio dominicano crea dificultades de diversos órdenes, porque los recursos no alcanzan para satisfacer las necesidades de los habitantes de ambos lados de la Isla.
Eso lo sabe todo el mundo, y el Gobierno gasta muchísimo dinero en impedir el ingreso de nuevos haitianos o devolver a los que se encuentran de manera ilegal. Nada más hay que pensar que esas dos situaciones provocan el descrédito del país en el extranjero.
Sin embargo, se va de contradicción en contradicción. Ahora se habla de un acuerdo entre las autoridades y propietarios de fincas de la Línea Noroeste para que se les permita una cuota de braceros. Esto es, que ellos puedan traer los trabajadores haitianos que necesiten, con la obligación de que una vez termine la recolección del rubro que sea, retornarlo a Haití.
Esa posibilidad no se la creen ni ellos, y mucho menos los haitianos, que una vez estén aquí decidirán otro destino, y en vez del campo, escogerán la ciudad. Si ya hay tantos, ¿por qué no reclutar entre los residentes, legales o ilegales, y evitar los inconvenientes?
Esa posibilidad no se la creen ni ellos, y mucho menos los haitianos, que una vez estén aquí decidirán otro destino, y en vez del campo, escogerán la ciudad. Si ya hay tantos, ¿por qué no reclutar entre los residentes, legales o ilegales, y evitar los inconvenientes?
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