Nuevo ministro mismo retos
Luis Miguel De Camps enfrenta el reto de mejorar la educación
El presidente designó un nuevo ministro de Educación, y aunque no asumirá funciones hasta finales de mes, la Asociación Dominicana de Profesores ya le critica y le cuestiona bajo el alegato que no tiene experiencia en el área ni proviene del sector docente. Parecen ignorar que los anteriores ministros de Abinader laboraron por décadas en el área y contaban con sendos doctorados en educación, y ambos pasaron por la cartera con menos luces que sombras.
Para liderar el Ministerio de Educación lo que se necesita es gerencia, capacidad de administrar recursos de manera eficiente y honesta; profesionales conocedores de técnicas de gestión, con inteligencia emocional y habilidades para lidiar con conflictos. De hecho, en la mayor parte de las naciones que encabezan el mundo en calidad educativa esa posición la ocupan administradores, abogados o economista.
Luis Miguel De Camps pasó con relativo éxito por el Ministerio de Trabajo, le correspondió enfrentar los efectos de la pandemia en el mercado laboral y sentar las bases para el retorno a la normalidad; en su gestión se lograron aumentos salariales importantes y no se produjeron conflictos laborales de calado. Es cierto que no pudo alcanzar un acuerdo para la modificación del Código Laboral, pero no es tarea fácil encontrar punto común entre empleados y patronos en torno al auxilio de cesantía, por eso tampoco se logró en el pasado.
En el Ministerio de Educación asume el reto de intentar romper el círculo vicioso que impide el avance a pesar de los enormes recursos destinados a ese sector en los últimos trece años, y tratar de llenar las expectativas de una sociedad que ve crecer su frustración ante el enorme sacrificio que supone destinar una cuarta parte de los recursos de los contribuyentes en un área que ofrece resultados abiertamente pobres y deficientes.
Deberá lidiar con un sindicato magisterial que constituye un obstáculo para la mejora de la calidad educativa y lo hace con total desfachatez. Su más reciente “conquista” fue lograr que profesores con resultados deficientes en las evaluaciones de competencia sean recompensados con incrementos salariales. Pero también habrá de enfrentar diferentes grupos de interés que se alimentan de ese jugoso presupuesto, entre ellos políticos, empresarios, sociedad civil, medios de comunicación y un largo etcétera.
Debe evitar la tentación de algunos predecesores que desanduvieron el camino recorrido para comenzar desde cero, y dar continuidad a las cosas positivas que se venían haciendo. No todo en la gestión del ministro saliente fue malo, se dieron pasos en la dirección de sentar las bases para una mejora en la calidad educativa.
Importante para Luis Miguel será mantener los pies en la tierra, y quitarse del lado todo lambiscón que le susurre lanzar desde ese ministerio un proyecto presidencial. Quien eso le proponga no es su amigo. Es joven y tiene proyección, y con un desempeño medianamente bueno en esa cartera podría aspirar a lo que le venga en ganas cuando salga de ahí. Pero para eso debe evitar incurrir en el error de algunos antecesores, o terminará igual o peor que ellos.