Sobre los restos de Cristóbal Colón
El documental Colón ADN reabre el debate sobre los restos y el origen de Cristóbal Colón
Recientemente ha vuelto a la palestra el tema de los restos de Cristóbal Colón. A través del documental Colón ADN. Su verdadero origen, proyectado en la televisión española el 12 de octubre de 2024, el doctor José Antonio Lorente, de la universidad de Granada, sostiene que dichos restos se encuentran en la catedral de Sevilla, al tiempo que retoma la vieja teoría, nunca comprobada, respecto de que Colón no era genovés ni cristiano, sino judío sefardita nacido en España.
Si fue o no genovés o español, lo cierto es que correspondió a Cristóbal Colón protagonizar uno de los acontecimientos históricos más trascendentales de la última década del siglo XV y que transformaron el mapa de España.
En el lapso 1492-1502, Colón hizo cuatro expediciones al llamado Nuevo Mundo. En el primer viaje llegó a San Salvador, luego a Juana (Cuba) y después a la Española regresando a España en 1493; el segundo lo hizo este mismo año llegando a Guadalupe, Puerto Rico y Jamaica; el tercero se efectuó en 1498, cuando pudo explorar parte del territorio de Venezuela. En 1500, mientras se encontraba en la Española, fue acusado por sus adversarios de incurrir en negligencia y autoritarismo como gobernador de la isla, por lo que fue reducido a prisión y luego enviado a España, junto con su hermano Bartolomé.
Para 1502, reivindicado de las intrigas y acusaciones de que fue objeto, organizó un último y cuarto viaje que le permitió explorar parte de las costas de Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá. En esa ocasión intentó desembarcar en la Española, pero el gobernador Nicolás de Ovando no lo autorizó.
Su hijo Hernando, en su biografía Vida del Almirante Don Cristóbal Colón, escribió que después de varias peripecias y adversidades su padre hizo el viaje de regreso a España en penosas condiciones de salud, al punto de que durante la travesía no pudo levantarse de la cama “por causa de la gota” o artritis que padecía, agravada por otros males que no tardaron en provocarle la muerte el 20 de mayo de 1506, en Valladolid.
Sus despojos mortales fueron sepultados en el Convento de San Francisco, en Valladolid, hasta que en 1509 fueron trasladados a la Capilla Santa Ana del Monasterio de la Cartuja, en Sevilla. Años después, por voluntad testamentaria de su hijo Diego, se decidió trasladarlos a la isla Española.
En 1537 la virreina Doña María de Toledo, nieta del primer Duque de Alba y esposa de Diego Colón, solicitó al rey Carlos V licencia y facultad para trasladar dichos restos e inhumarlos en la Catedral Primada de América. En efecto, mediante Real Cédula del 2 de junio de 1537 se le otorgó licencia y facultad a la Virreina para que “pueda sepultar [en la isla Española] los dichos huesos del dicho Almirante D. Cristóbal Colón… y sus herederos y sucesores en su casa y mayorazgo, ahora y en todo tiempo para siempre jamás”.
Hacia 1544 María de Toledo regresó a la ciudad de Santo Domingo, custodiando los restos del Gran Almirante y los de su esposo Diego, que finalmente fueron sepultados en el presbiterio del Altar Mayor de la Catedral de Santo Domingo. Postreramente, los restos de la virreina y los de su hijo Luis Colón Toledo fueron depositados en la cámara funeraria destinada a conservar los restos de la ilustre familia Colón.
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