¿Vientos, o brisa?

En las recientes elecciones en Estados Unidos resultó vencedor el candidato republicano cuya campaña se centraba en la importancia de retornar empleos e inversiones al país para fortalecer su base productiva, impulsar el crecimiento económico, y reducir el endeudamiento y la dependencia externa. 

Una dinamización de la economía estadounidense sólo puede acarrear beneficios para la República Dominicana visto el alto grado de asociación que presenta en relación al PIB de Estados Unidos, por demás nuestro principal socio comercial, inversionista extranjero y fuente de turistas y remesas. 

Sin embargo, el planteamiento sobre la imposición de medidas arancelarias a países con quienes Estados Unidos presenta importantes déficits comerciales y que son usados como canal para actividades ilegales como inmigración, tráfico de sustancias y otros, ha generado aires de pánico en el mundo. No pocos en República Dominicana se muestran pesimistas ante la espera de reducciones en volúmenes de negocios que son muy necesarios al bienestar nacional. 

Los principales países mencionados son China, México y Canadá. Las medidas sugeridas - implementarlas conlleva un proceso de aprobación congresional que dilatará – se enmarcan en la lucha contra unos males sociales en los cuales estos países muestran pasividad. En ese sentido, la amenaza de aranceles se está utilizando como incentivo para promover la cooperación internacional a favor del mandato de la ley y para asegurar la seguridad ciudadana, no solo en Estados Unidos, también en muchos otros países. 

Cabe observar que el déficit comercial de Estados Unidos con Canadá oscilaba alrededor de los USD $25,000 millones entre 2010-2019, se duplicó para 2021 y alcanzó USD $64,262.7 millones en 2023.

México presenta volúmenes similares de comercio, pero duplica el déficit de Canadá. Entre 2010-2019 el saldo comercial fue deficitario, pero estable, de unos USD $-62,000 millones. A partir de 2018 se verifica un aumento promedio anual de 15%, alcanzando USD $-152,473 millones en 2023. 

En cambio, en R.D. el comercio bilateral resulta con un saldo creciente a favor de Estados Unidos por USD $5,900 millones. ¿Por qué nos impondrían sanciones arancelarias? Solo lograrían reducir nuestra capacidad de compra en divisas. 

¿Reducirán los incentivos a las zonas francas? Francamente, luce dudoso, pero si lo llegasen a hacer debemos ir preparando un plan alternativo y se nos dificultaría colaborar con la producción de semiconductores regionalmente como contemplado en el CHIP and Science Act de 2022. Esto no favorecería sus intereses geopolíticos en el hemisferio occidental. 

Visto todo lo anterior ¿vienen vientos que pudieran arremeter contra la economía dominicana? 

Dada la cercana relación entre las dos economías, el crecimiento de la economía estadounidense derramaría efectos positivos sobre el crecimiento dominicano, por demás ayudado por medidas monetarias de reducción de tasas de política monetaria y liberalización de fondos para créditos a tasas bajas, estas también en consonancia con las rebajas de tasas de la Reserva Federal de EE.UU. El crecimiento de actividades como la construcción suelen impulsar las remesas y a mayores ingresos aumentan el turismo y las inversiones. Por el momento, luce que lo que soplará en una suave brisa. Aprovechémosla.