La tarea del zar eléctrico
El área donde la gestión del presidente Abinader obtiene las peores notas es el sector eléctrico
El área donde la gestión del presidente Abinader obtiene las peores notas es el sector eléctrico. Si bien las inversiones proyectadas en generación prometen garantizar un abastecimiento estable y eficiente en el mediano plazo, la triste realidad es que en materia de distribución y comercialización el resultado es patéticamente malo.
Cuatro años perdidos en los cuales los déficits operativos de las empresas distribuidoras se incrementaron de forma importante. Cambios en las políticas de comercialización y una merma en las inversiones en infraestructura y tecnología explican una parte, pero es sobre todo la cosecha de gerencias altamente ineficientes.
Los efectos más devastadores de este pobre desempeño se verifican en las transferencias presupuestarias al sector, que en los últimos cuatro años se aproximan a cinco mil millones de dólares. Una exorbitante cantidad de dinero que no se justifica en ningún escenario. Pero mucho menos en momentos en que el gobierno se apresta a pedir sacrificios a los ciudadanos con una nueva reforma tributaria.
Saben que para hablarle a este país de más impuestos tendrán que presentar como contraparte mejoras en la forma en que se gasta el dinero de los contribuyentes. Y ninguna política pública tendría mayor impacto en la calidad del gasto que reducir sustancialmente el déficit del sector eléctrico.
Es evidente que el presidente sabe que eso no se logrará haciendo lo mismo que los pasados cuatro años. Que debe dar un golpe de timón. Y todo indica que ha encomendado a Celso Marranzini la tarea de reencauzar el derrotero que llevan las empresas distribuidoras.
El nuevo zar eléctrico tiene vasta experiencia en el sector y conoce perfectamente los problemas estructurales y de planificación y gestión que padece. Fue vicepresidente ejecutivo de la desaparecida Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales, desde hace unos años se desempeña como administrador de la Central Termoeléctrica Punta Catalina y meses atrás fue designado como presidente del Consejo Unificado de las Empresas Distribuidoras.
Marranzini participó la pasada semana en el almuerzo mensual de la Cámara Americana de Comercio, y esbozó las medidas encaminadas a mejorar la gestión de las Distribuidoras. Indicó que se vienen realizando cambios en los equipos gerenciales, colocando técnicos calificados con independencia de compromisos políticos, y se busca combatir el fraude eléctrico y erradicar la mala práctica de tener “clientes incobrables”. A esto se sumará la incorporación de nuevas tecnologías, la rehabilitación de redes y la instalación masiva de medidores prepagos.
Con estos planes se pretende reducir sustancialmente las pérdidas de esas empresas, para en dos años estar en condiciones de convocar una licitación pública internacional y concesionar su operación y mantenimiento al sector privado.
Parece una buena hoja de ruta, pero será un camino dificultoso que afectará intereses económicos y políticos. Por tanto, don Celso necesita ganarse la confianza, no sólo de los operadores del sector, sino también de los principales actores sociales y políticos con relevancia en la sociedad dominicana.
No puede andar entonces como “carrito chocón” generando ruidos. Debe moderar ese ímpetu y tirar para adelante sin buscar camorras gratuitas. La tarea que tiene por delante es suficientemente hercúlea para enredarla con petulancias y bravuconadas innecesarias. b
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