Un video “privado”
Por Internet no se comparten los secretos... Hay una generación de adolescentes y jóvenes grabando videos sexuales para consumo “privado”. Videos que, por supuesto, antes de que se den cuenta son públicos y les estallan en la cara.
La privacidad en Internet es frágil, su naturaleza es exactamente la contraria. No sirve retractarse cuando se mete la pata. No se puede. La ingenuidad de creer que ellos controlan lo que la tecnología permite les lleva a mal utilizar unas herramientas que convierten su ignorancia/candidez en un problema con consecuencias desagradables.
La tecnología ha cambiado la forma en que nos informamos, divertimos, compramos, trabajamos... y por lo tanto la forma en la que nos relacionamos con los demás a nivel privado.
¿Cómo nos cambiará en el tiempo? Todavía no lo sabemos, pero observen la mesa de al lado en un restaurante. Unos padres con una hija adolescente y un hermano menor. Cuatro pantallas acaparan individualmente su atención. En el aeropuerto, una niña de dos años, en su carrito, sostiene y mira absorta su IPad. No levanta la cabeza, no ve lo que ocurre a su alrededor.
¿De qué se pierde, cómo entiende el mundo que le rodea si no lo mira?
Grabarse un video sexual y mandarlo “privadamente” no merece un juicio moral. Es una soberana tontería y para los adolescentes un riesgo no calculado. Han crecido en un entorno en el que lo privado y lo público se funden en una pantalla. Y se confunden.
El mundo real existe y no está lleno de “amigos”.
IAizpun@diariolibre.com