La pregunta que nadie sabe contestar

Solo el 2.9% de los maestros puede considerarse “excelente”. Es el resultado del último Concurso de Oposición Docente. El 80% de los examinados reprobó la prueba. No están capacitados para impartir docencia.

Pero se necesitan 11,000 maestros para cubrir las plazas este curso y los 4,000 que sí aprobaron son claramente insuficientes. Se asume que las 7,000 plazas restantes serán ocupadas por maestros que están ya en el sistema, que han pasado por las aulas para formarse como educadores. Aunque no hayan logrado pasar la prueba de aptitud.

La pregunta ahora es si hay que seguir apostando por el esfuerzo económico que significa el 4% o rendirse. Los maestros, la piedra angular de la educación, no dan la talla. Y bajar el nivel de las pruebas es sencillamente inaceptable. Innegociable. Ni con la actual ADP ni con las que vengan.

¿Es pronto para tirar la toalla? Expertos educadores calculan que hacen falta no menos de 15 o 18 años para formar los maestros que se necesitan. Una generación. Una oleada de maestros vocacionales y bien formados que tiene que invadir aulas, patios, liceos y universidades (todos los cursos, todos los niveles) para que la educación no sea... una estafa. Nada más terrible que hacer creer a un estudiante que está preparado, que su diploma universitario le abrirá las puertas del mercado laboral y le permitirá labrarse ese futuro con el que sueña.

Una ex ministra de Educación plantea una pregunta para la que no tiene respuesta: ¿cómo logra tener el país índices económicos tan brillantes estando a la cola de TODOS los informes educativos en los que participa?