La otra Embajada

Rusia quiere abrir embajada en Santo Domingo. Si hace unas semanas se interesaba por las tierras raras que hay en algún punto del subsuelo del país, ahora Vladimir Putin observa lo que ocurre encima.  Su gobierno ya ha dado la orden al ministerio de Exteriores de abrir delegación diplomática en Santo Domingo.

Hasta ahora, la embajada rusa en Caracas manejaba la diplomacia de Haití y República Dominicana, pero algo ha hecho que la Federación Rusa se replantee geográficamente el asunto. Por alguna razón no contempla hacerlo desde su emblemática embajada en La Habana. Aquí, “La Embajada“, con mayúscula y sin apellido, ha sido siempre la de Estados Unidos.

República Dominicana ha condenado la invasión de Ucrania y el fraude de Nicolás Maduro, al que Rusia apoya. No se puede decir que estratégicamente hayamos estado del lado del ex oficial de inteligencia exterior de la KGB y actual presidente.

Putin espía, debe ser reflejo de aquellos años. Espía mucho y a la manera de la guerra fría, con agentes dobles y encubiertos, con micrófonos en las embajadas y todas esas tramas.  Su oposición muestra cierta tendencia a que los alimentos le caigan mal. O a morir encarcelada en  Siberia.

Quizá ahora los Estados Unidos superen la desgana que les entra cuando toca nombrar embajador en el país. Habrá que esperar a las elecciones de noviembre, porque últimamente el amigo americano envía, como representantes diplomáticos, a donantes del candidato ganador. Quizá con los rusos por aquí, nos llegue un diplomático de carrera, porque entre el desastre haitiano, la dictadura venezolana y el desastre económico en Cuba, el Caribe debería importarle a Estados Unidos un poco más.

(Si finalmente Moscú abre su delegación, cuando la extrema izquierda hable de “La Embajada“,  habrá que aclarar cuál.)