Esos cambios

Algunos nombramientos despiertan más interés o preocupación que otros. Educación y Salud, por la cuenta que nos trae.

Pero otros, como la ratificación o el cambio en el  Ministerio de Asuntos Exteriores dependen tanto de la estrategia interna del PRM… como de la situación geopolítica que nos afecta.

Haití sigue siendo el vecino inestable, enquistado en su tragedia. 400 policías kenyanos no parecen ser una solución confiable.  No parece que vayan a llegar más.

Venezuela es un volcán a punto de arrojar más exiliados al balance de los 7 millones largos que han huido de la dictadura. En un contexto alarmante que empieza a moverse: la izquierda insensata, esa que tanto daño ha hecho a Latinoamérica protegiendo a sus dictadores favoritos, tiene ahora en frente a una izquierda sensata, la de Gabriel Boric, y eso puede traer cambios. Si la comunidad internacional no hace frente común, Venezuela será la próxima Cuba o Nicaragua, con el titubeo cómplice de unos observadores y el silencio estruendoso de otros difícilmente catalogables como imparciales, como el inefable Rodríguez Zapatero.

En este contexto,  República Dominicana cuenta con un canciller respetado por su firmeza diplomática, por la claridad y autoridad que le han dado años de experiencia y contactos a todos los niveles, por su serenidad y manejo en todos los escenarios mundiales en los que le ha tocado defender los intereses dominicanos.

Roberto Álvarez es uno de los mejores ministros de Exteriores de los últimos gobiernos, y sin duda uno de los mejores ministros del actual.

El cambio de gobierno llega para muchos funcionarios en la rutina del trabajo. No es el caso del Mirex. Entre la situación de Venezuela, la de Haití y unas elecciones polarizadas en Estados Unidos, la estabilidad en Exteriores es más necesaria que nunca.