Don Mario
Don Mario Dávalos se fue discretamente, no habría sabido hacerlo de otra manera
Don Mario Dávalos se fue discretamente, no habría sabido hacerlo de otra manera. Entre el ruido del caso Calamar y el barullo de las elecciones del domingo. Como para no molestar…
Su trabajo desde Fondomicro queda ahí como una explicación mucho más amplia que la meramente económica de la sociedad dominicana en la que vivió y pensó.
Entrevistarle era recibir una clase particular de sociología, filosofía y, de paso, de microeconomía. Sus encuestas sobre los micro y pequeños negocios que sostienen la arquitectura social del país son un tesoro invaluable para conocernos mejor.
Desde los estudios que su grupo levantó sobre El taller, El colegio, los pequeños negocios que orbitan la industria hotelera o los salones (“Pelo bueno, pelo malo“ ) siempre apoyado en el magnífico equipo de Fondomicro, buceaba en los números de la pequeña historia de los que ahora se llaman emprendedores y que entonces no merecían la atención de la que ahora finalmente disponen.
Un hombre de una conversación elegante, cultísimo, discreto y educado como solo los hombres muy inteligentes lo son. Muy valorado en el campo de la investigación económica, pero siempre a una distancia prudente del ruido mediático o de los aplausos individuales.
Se fue don Mario, deja un trabajo amplísimo, un equipo que le veneraba y una familia orgullosísima de él. Una vida plena, sin duda.
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