Al revés

El ciudadano protesta por el barrilito; ellos hablan de luchas entre leonelistas y danilistas por los cargos. El ciudadano se queja de la arrabalización de las ciudades; ellos organizan actividades lúdicas en los parques, para que no se note. Nosotros nos apretamos el cinturón, ellos nos endeudan sin control. Ellos hablan del dinero público como si fuera "de nadie", nosotros lo vemos salir del bolsillo. Nosotros nos enfrentamos al desempleo, ellos controlan el mercado de trabajo, inflan la nómina, y la reparten. Ellos se llenan la boca con la palabra emprendimiento, nosotros lo intentamos, y desistimos por las trabas.

Los políticos han invadido todos los aspectos de nuestra cotidianidad, sin que el ciudadano sienta que ese control responda a un plan que beneficie a la sociedad. El ciudadano ve la política como una fuente de trabajo, porque la clase política ha organizado un Estado cada vez más grande, más invasivo, más controlador.

Estamos trabajando para una clase política que se enriquece sostenidamente sin escrúpulos. Estamos trabajando para que los peledeístas se disputen el poder, para que el PRD siga en su viaje a ninguna parte o el PRSC y la FNP atesoren su cuota. La seguridad jurídica o la institucionalidad -bases indispensables de un posible desarrollo- no avanzan. No hay más democracia, ni más libertad, ni más justicia que hace 18 años, cuando el PLD llegó por primera vez al poder.

Se está organizando un futuro que somete al ciudadano a la clase política. Exactamente al revés.

IAizpun@diariolibre.com