¿A dónde van los candidatos?

Piden recogimiento, pero ¿a dónde van?...

El país debe felicitarse, pues tiene una clase política sensata, que convoca a reflexión en Semana Santa, como si en vez de hombres de partido, estuviera integrada por hombres de iglesia.

En el pasado se llamaba a tregua, pero ahora nadie menciona esa palabra, y desde el púlpito o los locales se demanda prudencia, continencia, pero sobre todo meditación.

Los dirigentes políticos, y en particular los aspirantes o ya candidatos, debieran dar mayor trascendencia a su prédica de sosiego santo.

Una manera sería informar a sus parciales de los oficios a que asistirán, de modo que puedan asumir la Pascua del Señor e imitar su ejemplo.

Pero eso de pedir a la población que ore mientras ellos se retiran a sus casas de campo, o de verano en primavera, o viajan al extranjero con todo y familia, no es lo más serio y consecuente.

Los medios reseñaron sus palabras, y --en cierta forma -- se prestaron a un juego de dudosa moralidad, confiriendo a cada cual una imagen de devoto que no se corresponde con su realidad.

La réplica obligada era preguntar dónde pasarían estos días.
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