Nuevo balance de muertos por el terremoto: 2,681, de los que 2,530 murieron sepultados

La mayoría de las víctimas del terremoto en Marruecos murieron sepultadas.

Una mujeres busca pertenencias en los escombros de su residencia. (AP)

El nuevo balance oficial de víctimas del terremoto que azotó Marruecos el pasado viernes deja 2,681 muertos hasta las 3:00 p.m. hora local (GMT+1), de las cuales 2,530 fallecieron sepultadas.

Según una nota del Ministerio marroquí del Interior, a esa hora se registraban 2,501 heridos en las diferentes regiones afectadas.

Las consecuencias del terremoto dejaron muertos en una decena de provincias, pero las más afectadas son Al Haouz, -al sur de Marrakech y cercana al epicentro-, con 1,591 fallecidos, seguida de Taroudant (809 víctimas mortales).

Un boletín de alerta sísmica difundido por el Instituto Nacional de Geofísica marroquí explica que el terremoto, de magnitud 7, sacudió la región septentrional marroquí de Marrakech y se produjo a las 11:11 p.m. hora local del viernes (22:11 GMT) a 8 kilómetros de profundidad.

Tuvo su epicentro en la localidad de Ighil, situada unos 80 kilómetros al suroeste de la ciudad de Marrakech.

Muchas personas durmieron en las calles de Marrakech por tercera noche consecutiva mientras soldados y equipos internacionales de asistencia comenzaban a recorrer remotos poblados en las montañas de Marruecos.

El desastre cobró más de 2,100 vidas, una cifra que se tiene previsto aumente. Las Naciones Unidas calculan que unas 300,000 personas resultaron afectadas por el terremoto de magnitud 6.8 del viernes por la noche.

Ante los ofrecimientos de varios países, entre ellos Estados Unidos y Francia, las autoridades marroquíes señalaron el domingo que aceptarán la ayuda internacional de sólo cuatro naciones: España, Qatar, Gran Bretaña y Emiratos Árabes Unidos.

“Las autoridades marroquíes han evaluado cuidadosamente las necesidades en el terreno, teniendo en cuenta que una falta de coordinación en esos casos sería contraproducente”, indicó el Ministerio del Interior en un comunicado.

Aunque algunos equipos internacionales de búsqueda y rescate llegaron el domingo, en que una réplica sacudió a los dolidos y conmocionados marroquíes, otras cuadrillas listas para ayudar expresaron su frustración mientras esperaban a que el gobierno solicitara asistencia de forma oficial.

“Sabemos que hay una gran urgencia de salvar a la población y excavar bajo los restos de las construcciones”, dijo Arnaud Fraisse, director de Rescatistas Sin Fronteras, que tenía un equipo varado en el aeropuerto de París el domingo a la espera de recibir permiso de Marruecos para entrar en el país. “Hay personas muriendo bajo los escombros y no podemos hacer nada para salvarlas”.

La ayuda tardaba en llegar a Amizmiz, donde parecía haber desaparecido una gran parte de la ciudad de casas de ladrillo de arenisca anaranjada y roja erigidas sobre la ladera de una montaña. El minarete de una mezquita se derrumbó.

“Es una catástrofe”, dijo el residente Salah Ancheu, de 28 años. “No sabemos qué nos depara el futuro. La ayuda sigue siendo insuficiente”.

Los residentes retiraban escombros del camino principal que ingresa a la ciudad, y la gente vitoreó cuando llegaron camiones llenos de soldados. Pero pidieron más ayuda.

“No hay ambulancias, no hay policía, al menos por ahora”, dijo Ancheu, refiriéndose a muchas partes de la región.

Los que se quedaron sin hogar o tenían miedo de las réplicas durmieron al aire libre el sábado en las calles de la antigua ciudad de Marrakech, o bajo carpas improvisadas en poblaciones muy afectadas en las montañas Atlas, como la de Moulay Brahim. Los residentes de esa localidad y los de Amizmiz estaban más preocupados por los daños en comunidades de difícil acceso. Los mayores destrozos ocurrieron en pequeñas comunidades rurales que dependen de caminos sin pavimentar en terrenos escarpados, los cuales han quedado cubiertos de piedras.

Esas mismas zonas se vieron remecidas de nuevo el domingo por un temblor de magnitud 3.9, según el Servicio Geológico de Estados Unidos. Por el momento no estaba claro si el sismo había causado más daños o víctimas, aunque probablemente fue lo suficientemente fuerte para tensar los nervios en zonas donde el terremoto dejó edificios inestables y la gente hablaba de su temor a las réplicas.

Las banderas ondeaban a media asta en todo Marruecos después de que el rey Mohamed VI ordenó tres días de luto nacional a partir del domingo. El ejército movilizó equipos especializados de búsqueda y rescate, y el monarca ordenó que se proporcionara agua, raciones de comida y cobijo a los que habían perdido sus hogares.

El rey también pidió que las mezquitas de todo el reino efectúen oraciones el domingo por las víctimas, muchas de las cuales fueron enterradas el sábado mientras continuaba la frenética labor de rescate.

Aunque declaró por primera vez el domingo que aceptaría la ayuda de cuatro países, Marruecos no ha hecho un llamado internacional de asistencia, tal como lo hizo Turquía horas después de un terremoto que estremeció al país hace algunos meses, según grupos de ayuda.

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