Muere expresidente de Perú condenado por justicia italiana
Tenía 100 años de edad
Francisco Morales Bermúdez, un expresidente militar peruano condenado en ausencia a cadena perpetua en Italia por la desaparición de ciudadanos latinoamericanos de origen italiano en la década de 1970 como parte del llamado Plan Condor, murió en Lima a los 100 años de edad.
Su hijo Remigio Morales dijo el viernes a The Associated Press que su padre falleció “por complicaciones propias de su edad" la noche del jueves en el hospital privado Good Hope. Añadió que será velado en una iglesia cercana a su hogar “donde fue todos los domingos a escuchar misa”.
El Tribunal Supremo italiano rechazó en febrero de forma definitiva una apelación de la defensa del expresidente peruano (1975-1980) tras las sentencias en primera y segunda instancia que lo condenaron en ausencia a cadena perpetua.
El expresidente enfrentó junto a decenas de miembros de juntas militares de Sudamérica un juicio en Roma por la muerte de 43 latinoamericanos de origen italiano víctimas del llamado Plan Cóndor, urdido por el fallecido dictador chileno Augusto Pinochet para reprimir a la oposición por parte de los regímenes dictatoriales de 1970 y 1980 en Chile, Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Bolivia.
Como Bermúdez declinó en comparecer en el juicio la justicia italiana le asignó un abogado de oficio.
En junio de 1980, poco antes del fin del gobierno de Morales Bermúdez, tres ciudadanos argentinos miembros del movimiento peronista montonero, dos mujeres y un hombre, fueron secuestrados por militares argentinos en el distrito limeño de Miraflores, sacados de Perú y desaparecidos.
Dos meses después, en agosto de 1980, una de las mujeres, Noemí Giannotti, entonces una viuda de 55 años, apareció muerta en un hotel de Madrid.
Morales Bermúdez llegó al poder mediante un golpe de estado en 1975 al entonces presidente, el general Juan Velasco Alvarado. Una de sus primeras acciones fue decretar el retorno al país de todos los líderes políticos deportados y periodistas expulsados en los ocho años anteriores.
No obstante, su gobierno advirtió que aún trataría con dureza a cualquiera que impidiera “los objetivos de la revolución”, emprendidos por su antecesor Juan Velasco Alvarado en 1968 con el derrocamiento del entonces presidente Fernando Belaunde, democráticamente elegido.
Con el paso del tiempo, las principales metas de Morales Bermúdez fueron la recuperación económica y el retorno a la institucionalidad democrática en 1980, cuando entregó el poder a Belaunde, elegido en comicios democráticos y quien retornó a la presidencia 12 años después de ser depuesto.
“Había generales que pensaban que el gobierno militar podía continuar 20 ó 30 años más. Pero yo los fui convenciendo de que eso no era posible, pensando en la misma Fuerza Armada. Porque el poder gasta; gasta y destruye. Y una institución tutelar como la Fuerza Armada no podía exponerse a ese desgaste”, dijo Morales Bermúdez a la revista local Caretas dos décadas después.
Velasco había liderado una reforma agraria, nacionalizado las industrias y establecido lazos estrechos con las fuerzas armadas de la entonces Unión Soviética.
Morales Bermúdez, quien se había desempeñado dos veces como ministro de Economía de Velasco y era el jefe del gabinete cuando lo despojó del poder, se alejó de esas políticas, explicando que el capital extranjero no debía ser desdeñado. Dijo que Perú continuaría su línea socialista orientada a una redistribución de la riqueza, pero agregó que la revolución sería más “gradual”.
El expresidente nació en Lima el 4 de octubre de 1921. Estuvo casado con Rosa Pedraglio, con quien tuvo cinco hijos.
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