Sólo el seis por ciento de los trabajadores domésticos tiene una protección social completa, según la OIT
Pese su función vital en cuidado de las familias y los hogares, el trabajador doméstico sigue siendo infravalorado por la sociedad
Un nuevo informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) reveló que sólo el seis por ciento de los trabajadores domésticos de todo el mundo tiene acceso a una protección social completa.
Este jueves 16 de junio, Día Internacional de los Trabajadores del Hogar, la OIT también expone que más del 94 % carece de acceso a toda la gama de protecciones que cubren la atención médica, la enfermedad, el desempleo, la vejez, los accidentes de trabajo, la familia, la maternidad, la invalidez y las prestaciones para los supervivientes.
Según el informe, “Hacer del derecho a la seguridad social una realidad para los trabajadores domésticos: Examen global de las tendencias de política”, las estadísticas y las estrategias de extensión, aproximadamente la mitad de los trabajadores domésticos no tienen ninguna cobertura legal, y la mitad restante está cubierta legalmente por al menos una prestación.
La ampliación de la cobertura efectiva presenta un importante retraso con respecto a la cobertura legal. Sólo uno de cada cinco trabajadores domésticos está realmente cubierto en la práctica, ya que la gran mayoría están empleados de manera informal.
A pesar de su importante contribución a la sociedad, atendiendo las necesidades más personales y de cuidado de los hogares, la mayoría de los 75.6 millones de domésticos del mundo se enfrentan a múltiples obstáculos para disfrutar de una cobertura legal y un acceso efectivo a la seguridad social, explica el análisis. A menudo están excluidos de la legislación nacional sobre seguridad social.
Dado que el 76.2 % de los trabajadores domésticos (57.7 millones) son mujeres, estas lagunas de protección social dejan a las mujeres en una situación especialmente vulnerable.
Aunque son pocos los trabajadores domésticos que gozan de una protección social completa, tienen más probabilidades de tener derecho a las prestaciones de vejez, discapacidad y supervivencia y a la atención médica, y en un grado ligeramente menor a las prestaciones de maternidad y de enfermedad. La mayoría no tiene acceso a las prestaciones de los regímenes de seguridad social en relación con el desempleo o los accidentes laborales.
El informe también pone de manifiesto importantes diferencias entre regiones. En Europa y Asia Central, el 57.3 % de los trabajadores domésticos están legalmente cubiertos para todas las prestaciones. Un poco más del 10 % tiene ese derecho en las Américas; ninguno o casi ninguno está totalmente cubierto en los Estados Árabes, Asia y el Pacífico y África, regiones que albergan algunos de los mayores países empleadores de trabajadores domésticos.
Según el informe, la pandemia de COVID-19 ha puesto de manifiesto las lagunas en la cobertura de la protección social que sufren los domésticos. Fueron los más afectados durante la pandemia, y muchos perdieron sus empleos y medios de vida. Muchos de los que conservaron su empleo estuvieron a menudo expuestos a la enfermedad sin el suficiente equipo de protección. Sin embargo, los trabajadores domésticos rara vez podían contar con una protección sanitaria adecuada, prestaciones por enfermedad o desempleo, lo que exponía aún más su vulnerabilidad.
El informe subraya que los retos para garantizar la cobertura de la protección social de estos trabajadores son reales, pero no insuperables. Señala una serie de normas internacionales del trabajo que aportan soluciones. Entre ellas se encuentran el Convenio (No. 189) y la Recomendación (No. 201) sobre los trabajadores domésticos, de 2011, así como la Recomendación sobre los pisos de protección social, de 2012 (No. 202) y el Convenio sobre la seguridad social (norma mínima), de 1952 (No. 102).
El informe ofrece recomendaciones sobre cómo garantizar que los trabajadores domésticos disfruten de una protección social integral, entre ellas:
Garantizar que los trabajadores domésticos disfruten de condiciones al menos tan favorables como las de los otros trabajadores.
Personalizar y simplificar los procedimientos administrativos para garantizar que la cobertura legal se traduzca en la práctica.
Simplificar y agilizar los procedimientos de registro y pago y desarrollar mecanismos de financiación adecuados.
Diseñar las modalidades de prestaciones para que se adapten a las especificidades del trabajo doméstico.
Promover los servicios de inspección, así como los mecanismos de reclamación y recurso para garantizar el cumplimiento.
Sensibilizar a los domésticos y a sus empleadores sobre sus derechos y obligaciones.
Promover un enfoque político participativo e integrado.
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