Tras un año de conflicto, nueve días de tregua no bastan para volver al norte de Israel
La tregua con Hizbulá, una solución temporal para los desplazados israelíes
Nueve días de cese al fuego son insuficientes para volver al norte de Israel tras más de un año de enfrentamientos entre el Ejército israelí y el grupo chií Hizbulá, dice Yotam Degani de 37 años, director de Desarrollo de Recursos de la evacuada ciudad de Kiryat Shmona, y uno de sus 68,500 desplazados.
Aunque su vivienda no sufrió daños por los cohetes de Hizbulá, él, su esposa e hijos no viven allí desde hace más de 400 días. “Cuando entro, la atmósfera es diferente, es como si aún no fuera mi casa, no estamos listos para volver”, asegura.
Durante una visita con periodistas a la ciudad, Degani muestra 16 apartamentos de un edificio chamuscados tras una explosión provocada por un cohete interceptado por la barrera aérea antimisiles de Israel en julio.
Riesgo latente
En el vecindario, donde hay otros 10 edificios intactos (la mayoría vacíos desde la evacuación de la ciudad, el 20 de octubre de 2023), el olor a quemado indica que el peligro "sigue latente", afirma el funcionario.
Degani dice que 1,500 misiles y cohetes impactaron en la ciudad y que "sin la Cúpula de Hierro (el sistema antimisiles de corto alcance) la situación sería completamente diferente".
El pasado 27 de noviembre comenzó el alto el fuego entre Israel y Hizbulá, que mantenían un intercambio de fuego diario en torno a la frontera con Líbano desde el pasado 8 de octubre, cuando el grupo libanés comenzó a atacar el territorio israelí en apoyo a Gaza.
La tregua pende de un hilo
"Hay un alto el fuego con el Líbano, han pasado menos de dos semanas y hemos sido testigos de un par de incidentes en los que se negaron a cumplir las reglas", señaló Degani y dejó clara su incertidumbre: “Tal vez en dos semanas (el pacto) se desmorone”.
Israel y Líbano se han acusado mutuamente de violaciones del alto al fuego a lo largo de la semana.
Degani dice que el Gobierno vislumbra el regreso de los residentes del norte en febrero, tras los 60 días acordados con Líbano para la retirada del Ejército israelí y el repliegue de Hizbulá al norte del río Litani.
El mayor del Ejército israelí David Baruch asegura en la ciudad que la situación allí se ha calmado desde el acuerdo, al haber parado los constantes lanzamientos de cohetes del grupo chií hacia Israel, si bien asegura que ahora deben cerciorarse de que "no haya amenazas inmediatas en el futuro" para quienes vuelvan a sus hogares.
Volver a confiar
La Autoridad de Parques y Naturaleza de Israel anunció que reabrirá este jueves varios de los espacios cerrados en el norte por la guerra, incluidos Bar’am, Achziv y la reserva Hula, y que otros sitios reabrirán gradualmente.
Entre los que siguen cerrados está Tal Hoshat, cercano al kibutz Dafna, donde su director, Arik Yaakovi, vive desde que nació, hace 47 años.
"La intención de destruir a Israel por parte de Hizbulá sigue existiendo, nada puede evitar que un libanés del otro lado agarre un misil antitanque y dispare contra este kibutz que está totalmente expuesto al fuego de los terroristas (...) para que la población vuelva aquí se necesita no solo la sensación de seguridad, sino que haya seguridad real", dice a EFE.
Las calles lucen solitarias y las casas que sufrieron daños por los cohetes aún exhiben cicatrices, la mayoría de los residentes limitan sus visitas a tareas de limpieza ocasionales y pocos se atreven a quedarse.
“La vida no es fácil, estamos viviendo con muchas preocupaciones y tensiones, todo el tiempo en esta zona hay drones circulando en los últimos meses y el temor a cualquier ataque en cualquier momento”, dice Ravit Rosental, directora de la escuela Har VaGai, que también sufrió daños por los restos de un cohete.
Al otro lado de la frontera
Mientras los evacuados del norte de Israel cuentan con financiación estatal para los alojamientos en los que se encuentran hasta que puedan volver a sus casas, la ONU denuncia un "nivel abrumador de destrucción" en el sur de Líbano y la provincia de Nabatieh, en el que más de 600,000 desplazados intentan desesperados volver a sus casas porque no tienen a donde ir.
El Ejército de Israel ha impuesto restricciones a 64 aldeas del sur del Líbano y ha advertido a los libaneses que aún no pueden volver.
Más de un año de conflicto entre Israel y Hizbulá ha costado la vida a más de 4.000 personas en Líbano, de acuerdo con el Ministerio de Salud de ese país, mientras que 78 personas han fallecido del lado israelí, de las cuales 47 eran civiles (6 de ellos extranjeros).
El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, dijo el martes que "un alto al fuego no es el fin de la guerra".
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