Los muertos de Gaza son sepultados en patios, calles, tumbas múltiples
El saldo de muertes en Gaza desde que estalló hace 10 meses la guerra entre Israel y Hamás ahora supera los 40,000
Filas de tumbas profundas pueblan un atestado cementerio en Gaza, donde Sa’di Baraka pasa los días cavando la tierra para hacer espacio para más muertos.
“A veces tenemos que hacer tumbas encima de tumbas”, comentó.
Baraka y su solemne equipo de sepultureros voluntarios en el cementerio de Deir al-Balah empiezan labores al despuntar el alba, cavando nuevas fosas o abriendo las ya existentes. Los muertos a veces proceden de lugares a varios kilómetros de distancia, de lugares donde los cementerios han sido destruidos o han quedado inaccesibles.
El cementerio tiene 70 años de antigüedad. Una cuarta parte de sus tumbas son recientes.
El saldo de muertes en Gaza desde que estalló hace 10 meses la guerra entre Israel y Hamás ahora supera los 40,000, según el Ministerio de Salud del territorio regido por Hamás. El conteo no distingue entre civiles y combatientes.
La pequeña franja costera, densamente poblada, está ahora repleta de cadáveres.
Los cuerpos colman las morgues y rebasan los cementerios. Familias, huyendo repetidamente para escapar de las ofensivas, entierran a sus seres queridos donde pueden: en patios traseros y estacionamientos, bajo escaleras y a la vera de caminos, según relatos de testigos e imágenes de video. Otros yacen bajo los escombros y sus familias no saben si serán contados.
La violencia ha acabado con casi el 2% de la población de preguerra de Gaza. Funcionarios de salud y trabajadores de defensa civil dicen que la cifra verdadera podría ser miles más, incluyendo cuerpos bajo escombros que según Naciones Unidas pesan 40 millones de toneladas.
“Pareciera que la suerte de Gaza es convertirse en un gran cementerio, con calles, parques y viviendas donde los vivos están realmente muertos y solo aguardan su turno”, escribió el autor palestino Yousri Alghoul para el Instituto de Estudios sobre Palestina.
Israel inició su ofensiva en Gaza luego que milicianos liderados por Hamás atacaron el sur israelí el 7 de octubre, matando a unas 1.200 personas y llevándose como rehenes a unas 250. Israel busca destruir a Hamás e insiste en que solo busca atacar a combatientes. Culpa a Hamás por las muertes de civiles ya que el grupo opera desde vecindarios residenciales surcados por túneles. En el conflicto han muerto 329 soldados israelíes.
Los palestinos mueven los cadáveres, tratando de protegerlos de la guerra. Las fuerzas israelíes han bombardeado o excavado más de 20 cementerios, según imágenes satelitales analizadas por el medio investigativo Bellingcat. Los soldados se han llevado gran cantidad de cadáveres hacia Israel, en busca de rehenes. Los cuerpos son llevados en camión de vuelta a Gaza, con frecuencia en avanzado estado de descomposición e inidentificables, y sepultados en fosas comunes.
El ejército israelí dijo a The Associated Press que trata de rescatar los cadáveres de rehenes, en lugares donde la inteligencia indica que podrían estar. Añadió que cuando se determina que un cuerpo no es de algún rehén, es devuelto a Gaza “con dignidad y respeto”.
Haneen Salem, fotógrafa y escritora del norte de Gaza, ha perdido a más de 270 miembros de su familia extendida en bombardeos y cañoneos. Dice que entre 15 y 20 han sido excavados, ya sea porque los soldados destruyeron el cementerio o sacados por familiares por temor a que los soldados fueran a destruir las tumbas.
“No sé cómo describir lo que se siente ver a los cuerpos de mis seres queridos en el suelo, desparramados, un pedazo de carne aquí, un hueso allá”, expresó. “Después de la guerra, si sobrevivimos, cavaremos una tumba nueva y esparciremos rosas y agua encima, para sus almas”.
En tiempos de paz, los funerales de Gaza eran grandes acontecimientos familiares.
El cuerpo era lavado y envuelto en una sábana, como estipula la tradición islámica. Después de los rezos con el cuerpo en la mezquita, una procesión lo llevaría al cementerio, donde era sepultado inclinado sobre su lado derecho, de cara al este, hacia La Meca.
Los rituales son la manera más básica de honrar a los muertos, dijo Hassan Fares. “Esto no existe en Gaza”, declaró.
Veinticinco miembros de la familia de Fares murieron por un ataque aéreo contra el norte de Gaza el 13 de octubre. Debido a que no había sepultureros disponibles, Fares cavó tres fosas en un cementerio y sepultó cuatro primos, su tía y su tío. Sobrevivientes susurraron unos rezos apresuradamente, acompañados del lejano zumbido de los aviones de guerra.
Los que murieron al inicio del conflicto quizás fueron los que más suerte tuvieron, dijo Fares, porque tuvieron funerales, aunque breves.
Nawaf al-Zuriei, trabajador de la morgue en el Hospital de los Mártires de Al-Aqsa de Deir al-Balah, está al frente del cuidado de los muertos. Los trabajadores cubren primero los cuerpos con plástico, para evitar que las sábanas blancas queden manchadas de sangre.
“Les limpiamos la sangre de la cara para que queden presentables, para que sus seres queridos se puedan despedir”, expresó.
Tras las retiradas de soldados israelíes, docenas de cadáveres yacen en las calles. Debido a que escasea la gasolina, los trabajadores llenan los camiones con los cuerpos, incluso atando algunos al techo, dijo el funcionario de defensa civil Mohammed el-Mougher.
Las lápidas son inusuales; algunas tumbas son marcadas con trozos de escombros.
Cuando un cuerpo no ha sido identificado, los trabajadores colocan en la tumba una plaza de plástico con la fecha de sepultura, el número de identificación y el lugar donde el cuerpo fue hallado.
La incertidumbre sobre el paradero de los cuerpos de familiares acosa a muchas familias.
Mousa Jomaa, un ortopédico que vive en al-Ram en la ocupada Cisjordania, ha visto desde lejos mientras la guerra ha causado la muerte de 21 familiares suyos en Gaza.
Su primo Mohammed murió en un ataque aéreo israelí a inicios de la guerra cuando operaba una ambulancia en el sur de Gaza y fue sepultado en Rafah, lejos de la vivienda familiar en el centro de Gaza. El cementerio fue dañado en una ofensiva subsiguiente. La familia no sabe dónde está el cuerpo de Mohammed, dijo Jomaa.
Un bombardeo en diciembre destruyó la casa del tío de Jomaa, matando a su tía y a los hijos de ella: Mira, de 8 años y Omar, de 10. El tío de Jomaa, el doctor Hani Jomaa, fue a toda prisa a la casa para hurgar entre los escombros. Antes de que pudiera encontrar el cuerpo de Mira, un bombardeo lo mató a él también.
Debido a que su cuerpo no ha sido hallado, Mira no está incluida en el conteo de muertos, dijo Jomaa, quien mostró una foto de la niña parada al lado de su hermano, sujetando una bolsa con los colores del arcoiris.
En julio, un tanque israelí mató a otros dos primos: Mohammed y Baha. El cuerpo de Baha quedó destrozado, y los ataques hicieron demasiado peligroso recolectar los restos por varias semanas.
Jomaa dijo que una vez concluya la guerra, piensa ir a Gaza para buscar los restos de Mira.
Las evacuaciones ordenadas por Israel abarcan gran parte de Gaza, dejando inaccesibles a algunos cementerios.
Jake Godin, investigador de Bellingcat, ha usado imágenes satelitales para documentar la destrucción de más de 20 cementerios. Hay terrenos arenosos y barridos en lugares donde antes se veían cementerios. El cementerio Sheikh Radwan de Ciudad de Gaza está lleno de cráteres. En el Cementerio del Este en Gaza, hay senderos despejados por vehículos pesados donde las lápidas han sido atropelladas, dijo.
“Donde sea que (el ejército israelí) actúa, despejan y destrozan la tierra sin ningún respeto a los cementerios”, dijo Godin.
El ejército israelí dijo a la AP que no tiene una política de destruir tumbas. “La desafortunada realidad de la guerra terrestre en zonas de alta concentración de civiles” puede llevar a daños a cementerios, comentó, añadiendo que las fuerzas habían hallado un túnel de Hamás debajo de un cementerio al este de la ciudad sureña de Jan Yunis.
Mahmoud Alkrunz, un estudiante en Turquía, dijo que su padre, madre, dos hermanos, una hermana y tres sobrinos fueron enterrados en el cementerio del campamento de refugiados Bureij luego que Israel bombardeó la vivienda.
Cuando Israel se retiró de Bureij en enero, las tumbas habían sido excavadas. Alkrunz se desmayó cuando su tío le informó.
“No sabemos qué les pasó a los cuerpos”, expresó.
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