Los iraníes votan por un nuevo presidente entre cuatro candidatos autorizados por el régimen
Incertidumbre en las elecciones presidenciales de Irán tras la retirada de candidatos
Los iraníes están convocados a las urnas en una elección inicialmente prevista para 2025, pero adelantada tras la muerte el 19 de mayo en un accidente de helicóptero del presidente Ebrahim Raisi.
Los aspirantes Jalili y Ghalibaf enfrentan al candidato reformista, el diputado Masud Pezeshkian, uno de los favoritos para estos comicios tras recibir el apoyo de las principales fuerzas moderadas.
Las calles de Teherán se han llenado con carteles que invitan a votar en unas elecciones convocadas prematuramente después de que el ex presidente Ibrahim Raisi falleciera en un accidente de helicóptero el 19 de mayo pasado.
En las vallas desplegadas por el gobierno se exhiben los rostros de los seis candidatos aprobados por el Consejo de los Guardianes de la Revolución.
Dos candidatos ultraconservadores se retiraron el jueves de la campaña presidencial en Irán, por lo que sólo cuatro aspirantes se disputarán el cargo en los comicios de este viernes.
El alcalde de Teherán, Alireza Zakani, indicó en la red social X que ya no participará en los comicios. Poco antes, el Ministerio del Interior anunció que Amir Hossein Ghazizadeh Hashemi abandonaba la carrera.
Todos son hombres, la mayoría conservadores y algunos extremadamente radicales, muy cercanos a lo que se conoce como el Sistema, o el Nizam, es decir el estado profundo. Entre ellos se destacan el ex alcalde de Teherán y portavoz del Parlamento, Mohammad Baqer Ghaliba, un guardia revolucionario reconocido por haber gestionado bien la administración la capital, y el ex negociador nuclear, Said Jalili, favorito entre el sector más radical cercano al Líder Supremo.
Pero la sorpresa llegó con la inclusión de Masoud Pezeshkian, un médico cirujano, ex ministro de Salud y parlamentario reformista que representa a ese sector de la Sociedad que pide por reformas y que podría ser la sorpresa.
“En mi opinión Pezeshkian es mejor que los otros debido a su conocimiento, y cómo podría gobernar, pero yo no creo que vaya a votar porque los candidatos a la presidencia puedan salvar el país”, cuenta a RFI Jalal Haghigh, un elector de 60 años.
Nadie duda en Irán que la inclusión de Pezeshkian está relacionada con las ambiciones del sistema de volver a movilizar a la sociedad en las elecciones después de la baja participación de los dos comicios anteriores. La población que pide cambios, mejoras en la economía y mayor apertura social se ha alejado totalmente de las urnas.
La gran pregunta hoy es si Pezeshkian ha logrado motivar a ese sector y lo que esto significa para el resultado final. Muchos conservadores han pedido a Galiba y Jalili que se unan en una campaña única para vencer al reformista, pero hasta ahora se niegan.
El alcalde de la capital iraní instó a los dos candidatos conservadores mejor situados, el ex negociador nuclear Said Jalili y el presidente del Parlamento Mohammad Bagher Ghalibaf, a "unirse" para representar "las fuerzas revolucionarias" de la República Islámica.
Hashemi, ex vicepresidente de Raisi, también justificó su retirada por su voluntad de "preservar la unidad de las fuerzas de la revolución".
Si ningún candidato logra el 50 % de los votos, habrá segunda ronda una semana después. Una sorpresa más en estas elecciones totalmente inesperadas.
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