No queda nada, peor que una guerra', dice chileno residente en Maui
Este viernes 11 de agosto, se estima que el 80 % de la localidad ha sido destruida
El martes 8 de agosto, Ariel Quiroz, pintor radicado en Hawái desde hace años, se despertó a las 5 de la mañana con una extraña sensación y fue a revisar si el estanque en el que nadan sus peces koi tenía algún problema.
Con vientos de más de 130 kilómetros por hora, provocados por el paso en la zona del huracán Dora, el chileno se preocupó por el estado de su patio. Su casa está ubicada en un condominio de la localidad de Lahaina, en la isla de Maui, que en el siglo XIX era la capital del reino de Hawái.
“Se cortó la electricidad y no había internet”, recuerda haber constatado antes de volver a dormir. Al despertar, él y su esposa seguían incomunicados, así como sus vecinos y las tiendas del sector. “Salí y vi a los vecinos fuera, observaban un incendio a lo lejos”, dice Quiroz.
Explica que no es algo inusual, que “ya han venido ocurriendo incendios forestales en distintos años, que se han ido acercando cada vez más a nuestro pueblo”. Dos veces al año, Lahaina vive un fenómeno natural de intenso calor conocido como “Lahaina noon”: al medio día, el sol culmina en el cenit, a 90 grados del pueblo en Maui, por lo que los objetos verticales carecen de sombra durante unos minutos.
“Lahaina”, de hecho, significa “sol cruel” en idioma hawaiano.
Pero ese día, la situación se alargó y el viento se volvió desesperante. “El humo se empezó a acercar hacia nuestro condominio”, cuenta. “Hasta ese momento, no sabíamos lo que estaba ocurriendo en el resto de Lahaina. No teníamos idea que estaba llegando el fuego al centro histórico del pueblo. No sabíamos que de los monumentos históricos como la Antigua Corte de Lahaina y las iglesias centenarias que he pintado se iban a ir al suelo, no iba a quedar nada, peor que una guerra”, lamenta el artista.
"Algunos se botaron al mar"
Este viernes 11 de agosto, se estima que el 80 % de la localidad ha sido destruida, según indicó el gobernador Josh Green.
“Ya en un punto, el viento empezó a soplar humo hacia nosotros, pero también llamas. Como un soplete”, recuerda Ariel Quiroz. Con su pareja, tomaron sus dos gatos y algunas pinturas, y empezaron a evacuar en auto. Se cree que unas 35,000 personas huyeron, como él, de sus hogares.
Saliendo del condominio, las dos vías de la ruta habían sido ocupadas y se empezó a formar tráfico. “Como empezaron a volar objetos en llamas hacia nosotros, la gente empezó a salir de los carros y a correr a pie, con sus pertenencias, con bebés”.
Quiroz y su esposa decidieron seguir en auto y esperar. Al rato el tráfico se mejoró y la policía señalaba a los evacuados el camino a seguir con altavoces.
“Hay personas que hicieron lo contrario de lo que debían hacer. A esta hora siguen buscando cuerpos en ese lugar, porque algunos se botaron al mar. Otros se fueron a la playa”, recuerda.
En frente de su condominio, se encuentra Baby Beach, que llaman así porque es como una piscina poco profunda, bordeada por un arrecife de coral. “La gente, entre corales y rocas se quedó atascada ahí. Debajo del agua no puedes respirar, afuera no puedes respirar, porque el humo es espeso o contiene ceniza encendida”, asegura Quiroz, quien dice haber visto gente nadando con la espalda quemada.
Su evacuación hacia el norte de la isla se dificultó cuando alcanzó una zona hotelera, con grandes campos de golf, pero también muchos árboles derribados. “Árboles gigantes con raíces patas arriba. Podían seguir cayendo más y eso nos obligó a seguir avanzando”.
Además, a medida que las llamas se aproximaban, los transformadores iban estallando a su paso “como palomitas de maíz en el microondas”.
"Criminalística está aún investigando los cuerpos"
La pareja Quiroz pasó la noche en su auto, en las alturas, tras haber intentado darle la vuelta a la isla. Muchas carreteras habían sido cerradas.
Finalmente encontraron refugio donde un amigo en Kihei, más al sur de la isla. “Mi esposa ya está mirando los trámites para saber cómo va a ser el cuento de los seguros”, explica Quiroz, cuya casa no parece haber sido destruida, según “los informes, las fotografías y los videos de helicópteros que recibimos”. Tuvo suerte, miles de habitantes quedaron sin hogar.
Aunque el incendio en su localidad está siendo controlado, el chileno y su esposa no pueden volver a la zona de su condominio, “porque criminalística está aún investigando todos los cuerpos que están encontrando”.
Está preocupado por el paradero de una de sus amigas, vecina de edad mayor residente en el condominio aledaño. Explica que no ha dado señales de vida por móvil y vive en una residencia que en imágenes aparece totalmente destrozada.
Centenares de personas permanecen desaparecidas este viernes. Las autoridades han pedido a los turistas abandonar la isla, pero unos 1,400 siguen varados en temporada de vacaciones.
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