Los jóvenes finlandeses aprenden a detectar noticias falsas en la escuela

Finlandia quiere promover la educación en el uso de los medios como una habilidad cívica

Los estudiantes asisten a una clase sobre alfabetización mediática para detectar noticias falsas en la escuela Hiidenkiven Koulu el 19 de noviembre de 2024 en Helsinki, Finlandia. (Jonathan NACKSTRAND / AFP)

En Finlandia, un país líder en educación mediática en Europa, las habilidades necesarias para detectar bulos forman parte del currículo educativo, en pleno auge de las campañas de desinformación y noticias falsas.

"¿Quién sabía ya qué es un trol?", pregunta Saara Varmola, profesora de lengua y literatura finlandesas, a sus alumnos de entre 14 y 15 años, antes que todos levanten la mano durante una clase en una escuela de Helsinki.

En un mundo cada vez más saturado de noticias engañosas, las preguntas claves son: "¿quién produce el contenido que consumes? ¿qué produces tú mismo y si tienes responsabilidades éticas?", explica Varmola a AFP.

Al enseñar a sus ciudadanos a analizar de forma crítica el contenido mediático, a desacreditar bulos y noticias falsas y a crear contenido propio, Finlandia quiere promover la educación en el uso de los medios como una habilidad cívica.

El país nórdico fue uno de los primeros en Europa en definir una política nacional de educación mediática en 2013.

En 2019, pasó a formar parte de las asignaturas en primaria y secundaria.

Para mejorar las capacidades de adultos y personas mayores, oenegés y bibliotecas públicas ofrecen cursos.

"La educación mediática es esencial para construir resiliencia social, y Finlandia se dio cuenta de esto muy pronto", dice a AFP el ministro de Educación, Anders Adlercreutz.

"Es especialmente importante tener la capacidad de evaluar de forma crítica lo que uno lee, dado que los medios tradicionales producen cada vez menos la información que recibimos", añade.

Visión colaborativa

Considerado un país precursor, Finlandia lidera el Índice de Alfabetización Mediática Europeo, que compara cada año la capacidad de 41 países para hacer frente a la desinformación, desde su creación en 2017 por el Open Society Institute, una oenegé búlgara.

Este índice se basa en criterios como la calidad de la educación, la libertad de prensa y confianza en la sociedad.

En la clasificación del año pasado, detrás de Finlandia se situaron sus países vecinos: Dinamarca, Noruega, Estonia y Suecia.

Un enfoque colaborativo entre diferentes sectores explica el éxito de la educación mediática en Finlandia, con 5,5 millones de habitantes, según Adlercreutz.

"No es sólo la escuela, también son los medios, los periódicos, las empresas, las bibliotecas, los museos... todos forman parte de este trabajo", explica el ministro.

Según Leo Pekkala, subdirector del Instituto Nacional Audiovisual, un organismo a cargo de implementar las políticas de educación mediática, todo se basa a la confianza de los finlandeses en las instituciones sociales.

"Nosotros los finlandeses todavía tenemos una gran confianza en las fuerzas del orden, el ejército, la policía y el gobierno. Confiamos en nuestros políticos y también en nuestros medios de comunicación", afirma.

Finlandia, que comparte una frontera de 1,340 kilómetros con Rusia, no es inmune a la influencia de la desinformación, advierte el ministro Adlercreutz.

"No estoy seguro de que hayamos sido completamente puestos a prueba en este asunto", incide.

Pensamiento crítico

En la escuela de Helsinki, Varmola reparte tareas a sus estudiantes con preguntas relacionadas con la desinformación en línea.

"¿El contenido patrocinado es una forma de influir a través de la información?", "¿Pueden los youtubers y streamers engañar?", pregunta.

"Sí, los youtubers y streamers y la gente que usa las redes sociales pueden hacerlo. En mi opinión, es algo con lo que puedes toparte", cuenta Bruno Kerman, estudiante de secundaria, debatiendo con otros alumnos.

"Sí, y ¿quién se lo está impidiendo?", continúa su compañero Niilo Korkeaoja.

Los estudiantes explican que el sistema educativo les ha proporcionado la capacidad para detectar la información sospechosa en línea, de analizar de forma crítica el contenido que consumen y verificar las fuentes que encuentran en las redes sociales como TikTok, Snapchat e Instagram.

"Nuestro objetivo es promover las habilidades que permitirán a la población pensar y actuar de forma crítica, y ser miembros activos de una sociedad democrática", asevera Pekkala.

El mayor reto al que se enfrentan es cómo mantener a todos los ciudadanos al corriente de los cambios en la esfera digital, incluyendo a la creciente población de la tercera edad que puede no haber aprendido como detectar noticias falsas en internet.

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