Hacer reconocer un diploma extranjero en Francia, una larga carrera de obstáculos
Francia enfrenta una crisis de médicos, pero tiene refugiados con formación en salud
Los profesionales de América Latina que llegan a buscar trabajo en Francia se topan con una dificultad mayor: obtener la equivalencia de sus títulos universitarios es, en ocasiones, una misión imposible. Mariana Hernández, ganadora del Premio Reportaje RFI 2024, realizó un reportaje sobre este tema en el marco de la pasantía de un mes que hizo en la redacción en español de RFI.
Unos 281 millones de personas viven fuera de sus países, según la Organización Internacional para las Migraciones. Cambiar de país trae consigo la dificultad de encontrar un empleo. Jorge Moro, originario de Hermosillo, México, estudió ingeniería química y decidió emigrar a Francia cuando terminó sus estudios. Eso fue hace 25 años. Pero cuando Jorge llegó, se encontró con que su título mexicano no era válido en Francia.
"Me dijeron que lo único que podían hacer era darme un papel en el que se 'atestiguaba'… no recuerdo la palabra precisa, en el que se atestiguaba que yo había hecho cinco años de estudios superiores. No más. Eso era todo lo que podían darme como justificante", explica Moro.
El documento, en ese momento, no le sirvió para encontrar trabajo. Jorge Moro tuvo que regresar a los estudios y obtener un diploma francés. Aunque no hizo la carrera completa, sí obtuvo una licenciatura. Esto le permitió encontrar un empleo. Hoy trabaja en un laboratorio de la Prefectura de Policía de París y se encarga de situaciones de riesgo, seguridad y prevención, en particular riesgos químicos, bacteriológicos y nucleares.
Camila Ríos fundó en 2018 UNIR, una organización que se dedica a ayudar a los migrantes en la homologación de sus estudios. Según ella, la educación es una de las maneras de superar este obstáculo. Camila Ríos cita el caso, por ejemplo, de una abogada que decidió lanzarse en un proceso de reconversión y ahora es contadora.
El proceso para homologar el título se hace con una organización llamada ENIC-NARIC que se encarga de hacer una evaluación y emite los certificados de reconocimiento. Jorge Moro es uno de los tantos migrantes que no pudieron ejercer su profesión cuando llegaron a Francia. Muchos llegan no solo con diplomas, sino con una experiencia laboral de varios años, pero esto no es tenido en cuenta.
En muchas ocasiones, los migrantes y refugiados se ven forzados a hacer formaciones cortas para trabajar en la construcción o en supermercados. "Si bien esos trabajos son importantes para la sociedad, no corresponden a lo que la persona desea hacer", subraya Camila Ríos.
Si lo hacen es porque se han visto forzados a dejar sus países, entre otras razones, por la persecución política, como fue el caso de Elena, abogada nicaragüense, o las amenazas de la guerrilla, como en el caso de la enfermera colombiana Paula Posso.
"El idioma es una de las principales barreras para quienes migran a este país", sostiene Camila Ríos. "Es muy difícil proyectarse en un país cuando no se habla el idioma. Muchos llegan a Francia hablando inglés, pero no francés. O hablando solamente su lengua materna", explica Ríos.
La situación precaria de los profesionales inmigrantes se ha agravado por la creciente amenaza de la extrema derecha, que quiere reducir la inmigración.
"Escuchamos todos los días declaraciones en las que los migrantes son vistos como ladrones, asesinos y violadores. También los acusan de querer aprovecharse del sistema. Pero esta visión está realmente muy lejos de la realidad, si consideramos las estadísticas. Hay una especie de criminalización de la figura y de la identidad del migrante", denuncia Camila Ríos.
A pesar de los discursos alarmistas de ciertos políticos, la realidad es que la integración de los migrantes, especialmente cuando tienen educación superior, trae varios beneficios para el país. Esto fue evidente durante la pandemia en 2020.
La necesidad de personal de salud fue evidente en ese período. Hubo médicos migrantes que fueron llamados por el gobierno francés. "Los médicos migrantes trabajaron en los hospitales como médicos. Se les reconocieron sus capacidades. Pero, pasada la pandemia, se despidieron de ellos, les dieron las gracias y ya", recuerda Ríos.
"En Francia hay actualmente una crisis de médicos. Hay ciertas ciudades, ciudades medianas o pueblos, que no tienen médicos. En ocasiones hay que tomar el coche y recorrer muchos kilómetros para tener acceso a un médico. Y, del otro lado, tienes personas refugiadas que son médicos", subraya Camila Ríos, que está convencida de que "nos conviene a todos vivir sintiendo que somos miembros de una misma sociedad".
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