En el centro italiano de migrantes en Albania: 'Es una clara violación de los derechos humanos'

El plan de Italia para frenar el cruce migrantes ilegales del Mediterráneo

Nuevo centro de asilo italiano para migrantes en Albania levanta preocupaciones y esperanzas locales. (Fuente externa)

Albania e Italia inauguraron este miércoles el primer centro de tramitación de pedidos de asilo en el norte del país. Se trata del primer recinto creado tras el acuerdo entre gobiernos italiano y albanés para “externalizar” fuera de la Unión Europea el sistema de asilo y migración.

Podría ser el tranquilo puerto de cualquier ciudad de la costa de Albania, pero a lo lejos un gran recinto metálico irrumpe en el paisaje del puerto de Schengjin.

Es uno de los nuevos centros de identificación y expulsión que Italia ha construido en Albania. Una solución para disuadir a los migrantes indocumentados que cruzan en el Mediterráneo.

Agron Shehaj es uno de los diputados albaneses se han opuesto al proyecto. “Este acuerdo sí es una clara violación de los derechos humanos de estos migrantes ya que se les está obligando a venir a Albania. No lo han decidido ellos“, apunta el diputado.

“Creo que solo es el inicio, después del proyecto de Giorgia Meloni, esto lo van a replicar otros países Reino Unido, Alemania, Bélgica”, considera por su parte el abogado Ndre Molla.

Él ha interpuesto una demanda contra el plan del gobierno italiano y ha perdido. Dice que teme que la iniciativa sea replicada por otros países. Por ahora el plan de Italia en Albania durará cinco años, renovables otros cinco.

El segundo centro construido es una antigua base militar sin casi espacios de recreo y celdas pequeñas. De momento con una capacidad para 400 personas. Aquí los migrantes vivirán y discutirán de sus solicitudes de asilo en videollamada con tribunales en Italia. Pero no podrán abandonar la estructura.

Trabajo en la localidad

La localidad más cercana se llama Gjader y allí abundan ancianos como Aleksandër. Él es una especie de jefe local de su comunidad y también hace años fue emigrante. “Ya hay personas de aquí que están trabajando en el centro”, indica a RFI.

Como muchos en su pueblo, Aleksandër afirma que espera que se respeten los derechos de los migrantes, pero no está en contra de la iniciativa porque podría traer trabajo a sus vecinos.

Bib, vecino de Aleksandër, también asegura que él tiene esa esperanza para su hija, la única de ocho hijos que decidió no emigrar. “Podría trabajar limpiando, o en lo que sea, tiene 45 años y está sin trabajo”, dice Bib, uno de los unos 800 habitantes de la localidad que solía tener 2.000 residentes.

Aleksandër y Bib son un reflejo de la realidad de Albania, un país pobre, despoblado y que sueña, algún día, entrar en la Unión Europea, pero por ahora es el nuevo lugar de acogida de nuevos desheredados, en uno de los más mayores proyectos de externalización de fronteras jamás pensados por un país de la Unión Europea.

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