La ofensiva ucraniana en la región rusa de Kursk plantea muchos interrogantes

Descontrol en las fronteras rusas revela divisiones internas y la falta de preparación

Un vehículo militar ruso subiendo a un remolque para ser trasladado a la región de Kursk para enfrentar la ofensiva ucraniana. (Fuente externa)

¿Cómo es posible que Moscú no se percatara de los preparativos del asalto ucraniano a su territorio? Algunos afirman que el Jefe del Estado Mayor hizo caso omiso de las advertencias de los servicios de inteligencia militar. Una semana después del inicio de la ofensiva, los combates continúan, lo que plantea interrogantes a la luz de las instrucciones dadas por Vladimir Putin el lunes, 12 de agosto.

A la hora de responder a las incursiones desde Ucrania, el presidente ruso Vladimir Putin dijo el lunes que la tarea principal corresponde al Ministerio de Defensa. Pero tendrá que cooperar con el FSB, el servicio de seguridad interior, que incluye también el servicio de Aduanas, así como con la Guardia Nacional. Las zonas fronterizas bajo fuego ucraniano también han sido incluidas en las operaciones antiterroristas.

Según la legislación rusa, la responsabilidad de llevar a cabo una operación de este tipo recae en la persona que la lanzó, es decir, el Comité Nacional Antiterrorista, un organismo presidido por Alexander Bortnikov, hombre de confianza de Vladimir Putin que no es otro que el jefe del FSB. Según la legislación rusa, los componentes del ejército sólo pueden participar en una operación antiterrorista si así lo decide el jefe del ejército, en este caso el jefe del FSB.

Esto ha llevado a algunos a afirmar que Valeri Guerassimov, el Jefe del Estado Mayor, ha perdido el control de las operaciones para expulsar a los soldados ucranianos del territorio ruso. Una falta de claridad que ilustra las luchas de poder entre los clanes que rodean a Vladimir Putin, en las que él sigue siendo el árbitro mientras que las tropas ucranianas parecen ganar terreno. El martes por la noche, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski reivindicó el control de 74 ciudades rusas.

Desde hace una semana, el ejército ucraniano está llevando a cabo una incursión en las regiones fronterizas rusas, más concretamente en el oblast de Kursk y, al parecer, en el de Belgorod, donde en la mañana del miércoles 14 de agosto se declaró el estado de emergencia. Cerca de 130,000 personas han sido evacuadas, según las autoridades rusas, que afirman estar desplegando los medios necesarios para ayudar a estos civiles. Pero sobre el terreno, la situación parece más confusa.

"La situación en nuestra región de Belgorod continúa siendo extremadamente difícil y tensa debido a los bombardeos de las fuerzas armadas ucranianas. Se destruyeron casas, civiles murieron y resultaron heridos", escribió su gobernador Viacheslav Gladkov en Telegram.

A pesar de los mensajes destilados por las autoridades rusas, el desorden parece reinar en las regiones afectadas. Aunque el Kremlin había anunciado que se estaban llevando a cabo operaciones para ayudar a evacuar a los civiles de estas regiones, las imágenes publicadas en las redes sociales muestran a personas ayudándose mutuamente a huir o utilizando sus propios medios para abandonar la zona

Algunos incluso cruzan los ríos a nado, a veces utilizando balsas improvisadas. Y no sólo los civiles parecen darse por vencidos. En estas regiones fronterizas, muchos reclutas han sido desplegados junto a los guardias fronterizos, algunos sólo durante unos días. Soldados literalmente abandonados. También en este caso, las imágenes son difíciles de verificar, pero han sido retransmitidas por muchos medios de comunicación ucranianos, así como por medios rusos que operan desde el extranjero; muestran a soldados rindiéndose.

Por el momento, ni el ejército ucraniano ni las autoridades rusas han facilitado información sobre el número de prisioneros tomados o el número de combatientes muertos. Pero en Rusia se alzan voces, sobre todo entre las madres de los reclutas, que protestan contra la falta de transparencia y de información. Algunas de ellas saben que sus hijos fueron desplegados allí, mientras que los responsables sostienen lo contrario, prueba por si hiciera falta de que las autoridades rusas han sido cogidas completamente por sorpresa.

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