Opositores rusos liberados describen el calvario sufrido en prisión

"Cuando la gente oye hablar de la tortura de prisioneros, se imagina la tortura física. Pero la tortura moral y psicológica, es peor", declaró Vladimir Kara-Murza, de 42 años

Uno de los prisioneros afirma que solo se le permitió hablar una vez por teléfono con su esposa y dos con sus hijos. Nunca le autorizaron ir a la iglesia de la cárcel (FUENTE EXTERNA)

Varios opositores rusos describieron el viernes su calvario, como la "tortura moral" y el "aislamiento", que sufrieron en prisión, durante su primera rueda tras ser liberados la víspera en el marco de un importante canje de prisioneros entre Moscú y países occidentales.

"Cuando la gente oye hablar de la tortura de prisioneros, se imagina la tortura física. Pero la tortura moral y psicológica es peor que la tortura física. Cuando se pone a una persona en régimen de aislamiento durante un largo periodo, eso es tortura. Me reí cuando leí en las normas de la ONU que el aislamiento prolongado se define como un periodo de más de 15 días. Yo estuve 10 meses en régimen de aislamiento", declaró Vladimir Kara-Murza, de 42 años.

En dos años, afirma que solo se le permitió hablar una vez por teléfono con su esposa y dos con sus hijos. Nunca le autorizaron ir a la iglesia de la cárcel.

"Lo único que sabía con certeza era que iba a morir en las cárceles de Putin. No creía que volvería a ver a mi familia", aseguró.

Apoyo

Ilia Yashin, de 41 años, recibió "varias decenas de miles de cartas" en prisión. "No es una exageración. Fue mi fuente de fuerza. Recibía esas cartas y recargaba mi energía, mi salud, mis emociones. Me ayudaba a sobrevivir cada día", relató.

Kara-Murza expresó el mismo sentimiento: "Los más de dos años que pasé en la cárcel de Putin realmente reforzaron mi fe en nuestro pueblo en Rusia. Cada día recibía montones de cartas de todos el país, lugares en los que nunca había estado, lugares de los que ni siquiera había oído hablar, personas que escribían palabras de apoyo, de solidaridad, que no tenían miedo de escribir abiertamente sobre su oposición a esta guerra" en Ucrania.

Documentos de indentidad  

Yashin contó no que carecía de documentos de identidad válidos y que los aduaneros alemanes le identificaron tecleando su nombre en internet. "Mi bigote y mi barba, esos son mis documentos de identidad", bromeó.

Kara-Murza explicó que para su certificado de liberación se tomó una foto contra la pared del aseo de la prisión. La primera llamada telefónica que recibió tras su liberación fue la del presidente estadounidense, Joe Biden.

Futuro

"Lo que más quiero es volver a casa. Mi primer deseo era conseguir un billete inmediatamente y volver a Rusia", declaró Yashin.

Pero un oficial del FSB le advirtió de que, si regresaba, "acabaría como Navalni", que murió en una prisión del Ártico en febrero, aseguró.

Yashin dice que todavía no sabe cómo seguir participando en la política rusa desde fuera del país, pero ante todo quiere intentar ayudar a los que permanecen allí.

Kara-Murza afirmó que su objetivo era "recordar a los ciudadanos de países democráticos que Rusia y Putin no son lo mismo".

En su opinión, las sanciones occidentales deberían estar mejor "calibradas para ser dirigidas" contra el régimen de Putin y no contra los rusos de a pie.

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