Las tensiones internacionales que llegarán a las pistas de París 2024
Más allá del deporte
Los Juegos Olímpicos siguen siendo el acontecimiento deportivo más popular del planeta. Por eso, la geopolítica entra cada vez más en juego y París 2024 no será una excepción, con el conflicto en Ucrania en las puertas de Europa, el regreso de los talibanes al poder en Afganistán y la guerra entre Israel y el Hamás en la Franja de Gaza.
«No hay que politizar el deporte», dijo el presidente francés, Emmanuel Macron, unos días antes de la inauguración del Mundial de Catar 2022. Pero todos sabemos, como lo demuestra esta serie de artículos, que la historia del deporte está hecha de grandes acontecimientos políticos, y que aquella afirmación no es más que un expresión de deseo, por no decir una postura.
Emmanuel Macron, que inaugurará oficialmente los Juegos Olímpicos en París el 26 de julio, es muy consciente de las actuales limitaciones geopolíticas de este acontecimiento mundial. Con la mediatización de las olimpíadas tras la Segunda Guerra Mundial, la dimensión geopolítica hizo su aparición. Culminó con los Moscú 1980 y Los Ángeles 1984, boicoteados por Estados Unidos y luego por la URSS. La organización de los Juegos Olímpicos sigue siendo pues una cuestión geopolítica de primer orden.
En Melbourne 1956, siete países decidieron boicotear los Juegos Olímpicos por diferentes motivos. La República Popular China decidió no participar en la competición para protestar contra la participación de la República de China (Taiwán). Egipto, Irak y Líbano protestaron contra la invasión de Egipto por Israel, Francia y el Reino Unido durante la crisis del Canal de Suez. Los Países Bajos, España y Suiza se retiraron para protestar contra la invasión de Hungría por la Unión Soviética durante el levantamiento de Budapest y contra la presencia soviética en los Juegos.
Otro ejemplo: en Montreal 1976, muchos países africanos decidieron no viajar a Canadá para protestar contra Nueva Zelanda, que en aquel momento celebraba encuentros deportivos con la segregada Sudáfrica, que había sido excluida por el Comité Olímpico Internacional (COI).
Durante la Guerra Fría, los Juegos Olímpicos fueron un campo de batalla entre los bloques capitalista y socialista cuando la URSS se unió a las Olimpiadas a principios de los años cincuenta. Hoy, es el conflicto con Ucrania el que es objeto de debate. Las fuerzas rusas atacaron Ucrania en febrero de 2022, lo que provocó una cascada de sanciones contra los atletas rusos por parte de los organismos deportivos internacionales.
Sin bandera rusa en los Juegos Olímpicos de 2024
El 27 de junio, el COI autorizó a veintidós atletas rusos y diecisiete bielorrusos a participar en los Juegos Olímpicos de París bajo una bandera neutral. Para figurar en esta primera lista, los «atletas individuales neutrales» debían superar tanto el obstáculo de la clasificación como un doble control, primero de las federaciones internacionales y después del COI, para garantizar que no apoyaban activamente la ofensiva en Ucrania ni tenían vínculos con el ejército ruso. En 2023, Emmanuel Macron consideró que no podía haber bandera rusa en París 2024. Al final, Moscú decidió no boicotearlos.
El pasado mes de marzo, el COI esperaba 36 rusos y 22 bielorrusos en la capital francesa «según el escenario más probable», y 55 y 28 respectivamente «como máximo», es decir, una presencia mucho menor que en los Juegos de Tokio 2021, donde los rusos fueron 330, mientras que Bielorrusia había enviado a 104 atletas. Privados de sus colores oficiales, los «atletas individuales neutrales» tampoco podrán desfilar por el Sena durante la ceremonia de apertura y no figurarán en el medallero. En marzo, el COI les concedió una bandera específica, con las letras «AIN» sobre fondo verde manzana, así como una breve composición sin letra, que les servirá de himno si ganan algún título olímpico.
Afganistán bajo la lupa
Otro punto negro del planeta: Afganistán. Una pequeña delegación de atletas masculinos y femeninos representará a este país montañoso en París. Una presencia muy simbólica para los primeros Juegos desde la vuelta al poder de los talibanes, que han instaurado en Kabul un «apartheid de género», según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que cuenta con 193 Estados miembros. Dado que este gobierno, en el poder desde 2021, no está reconocido por ningún país del mundo, las delegaciones afganas a los eventos deportivos internacionales son miradas con lupa.
Tres mujeres y tres hombres estarán presentes en la capital francesa, según anunció a mediados de junio el COI, que había exigido un equipo con representación paritaria desde la vuelta al poder de los talibanes. Ni el COI ni el Comité Nacional Afgano (CNA) han revelado por el momento sus nombres, pero el Director General del CNA, Dad Mohammad Payenda Akhtari, desde Kabul, afirma que todos los judokas menos uno viven en el extranjero. «Como el deporte femenino está suspendido en Afganistán», explica, las atletas “no han sido enviadas desde el país”. «Todas viven en el extranjero y fueron enviadas por el COI», que proporciona apoyo financiero a la mayoría de los atletas afganos, añade en una entrevista con la agencia AFP. Se izará la bandera negra, roja y verde de la República derrocada por los talibanes, aunque éstos enarbolan ahora una bandera blanca y negra en Kabul.
El gobierno talibán promete regularmente su apoyo a los atletas que representan a Afganistán en la escena internacional, incluso bajo la bandera que ellos mismos han arriado. Sin embargo, prohíben a las mujeres practicar deporte, en parques y gimnasios, y han vetado a las niñas la educación después de la primaria, así como determinados trabajos. «Ningún representante del gobierno talibán será acreditado para los Juegos Olímpicos de París», ha anunciado ya el portavoz del COI, Mark Adams. Afganistán, que cuenta con el tercer mayor contingente de exiliados del mundo, con ocho millones de nacionales en 103 países, también tendrá cinco representantes en el Equipo Olímpico de Refugiados (ORT).
¿Atletas palestinos en París?
Otro gran conflicto actual es la guerra entre Israel y Hamás, desencadenada por el sangriento ataque sin precedentes del movimiento islamista palestino el 7 de octubre. El 12 de junio, el Presidente del Comité Olímpico Palestino, Jibril Rajoub, pidió que los Juegos de París fueran una oportunidad para llamar más la atención sobre la guerra en la Franja de Gaza y la ocupación israelí de Cisjordania. «París es un momento histórico e importante para ir allí y decirle al mundo que ya es hora de decir basta. Ya basta», dijo Rajoub en una conferencia de prensa en Ramala, en Cisjordania ocupada. «Por lo tanto, también intentaremos tener atletas de Gaza o procedentes de Gaza», dijo, más de ocho meses después del comienzo de la guerra entre Israel y Hamás.
«Los israelíes han perdido el derecho, desde un punto de vista moral y legal, a participar [en los Juegos Olímpicos] mientras sigan cometiendo crímenes», afirmó este exmiembro de Al Fatah, el partido del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas. Rajoub se refirió en particular a la muerte, según él, de 300 atletas, empleados y voluntarios deportivos en este pequeño territorio palestino asediado, a la destrucción de infraestructuras deportivas y a la utilización de estadios como centros de detención por el ejército israelí. Rajoub también denunció las restricciones de viaje que dificultan a los atletas palestinos asistir a acontecimientos deportivos internacionales o entrenarse en el extranjero.
«A pesar de todas las dificultades y desafíos, y a pesar del ambiente general, alguien se ha clasificado», dijo satisfecho el jefe del Comité Olímpico Palestino, refiriéndose a la clasificación de Omar Ismail en taekwondo. «Creo que al final tendremos entre seis y ocho» atletas en París, prosiguió, añadiendo que esperaba que fueran invitados a competir. En abril, el Presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach, declaró a la AFP que si ningún atleta palestino se clasificaba, el Comité Olímpico Palestino «recibiría entonces invitaciones como los demás Comités Olímpicos Nacionales que no tienen un atleta clasificado».
El pasado mes de marzo, el COI no contemplaba ninguna «sanción» contra Israel para los Juegos Olímpicos de París, después de que diputados franceses de izquierdas pidieran que los atletas israelíes participaran bajo una bandera neutral. Recientemente, en una conferencia de prensa en Tel Aviv, Yael Arad, Presidenta del Comité Olímpico Israelí, declaró: «Simplemente queremos que nuestros atletas hagan lo que tienen que hacer: competir».
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