España y Marruecos abren "una nueva etapa" tras una larga crisis
España y Marrueco acordaron "inaugurar una etapa inédita en las relaciones entre ambos países"
España y Marruecos se comprometieron a "abrir una nueva etapa" en sus relaciones suspendidas desde hace un año durante una visita a Rabat del jefe de gobierno español Pedro Sánchez, que recientemente dio un giro en su política sobre el Sáhara Occidental.
En una audiencia con el rey Mohamed VI, "hemos coincidido en abordar y en definir una hoja de ruta duradera, que es también ambiciosa, y que va a guiar el desarrollo de esta nueva fase entre ambos países", dijo Sánchez a los periodistas.
"Creo que es un momento histórico y necesario para ambos países", añadió el jefe de gobierno socialista.
Acompañado del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, Pedro Sánchez fue invitado por Mohamed VI para un "iftar", la ruptura del ayuno del ramadán, ofrecido en su honor, en una señal de la importancia de la visita para Rabat.
En una declaración conjunta, el monarca marroquí y el dirigente español acordaron "inaugurar una etapa inédita en las relaciones entre ambos países".
Esta normalización ha sido posible por el cambio de postura de Madrid sobre el Sáhara Occidental, colonia española hasta 1975 y disputada entre Rabat y los independentistas saharauis del Frente Polisario.
Marruecos controla un 80% de este territorio desértico, rico en fosfato y con amplias reservas de peces en sus aguas, pero el Polisario reclama un referéndum de autodeterminación previsto en la firma en 1991 de un cese al fuego pero nunca concretado.
España "reconoce la importancia de la cuestión del Sáhara para Marruecos, así como los esfuerzos serios y creíbles de Marruecos en el marco de las Naciones Unidas para encontrar una solución mutuamente aceptable", indica la declaración conjunta.
"Por ello, España considera la iniciativa marroquí de autonomía, presentada en 2007, como la base más seria, realista y creíble para la resolución de este diferendo", añade.
Horas antes de aterrizar en Rabat, el jefe de gobierno español se llevó un revés del Congreso que denunció el abandono de la "posición histórica" de neutralidad de Madrid sobre el Sáhara.
Sánchez ha negado haber dado un "giro" a su política, pero su maniobra ha causado enfado a sus aliados de izquierda, a la oposición de derecha, al Polisario y Argelia, principal apoyo de los independentistas saharauis y proveedor de gas a España.
"El juego peligroso de Sánchez viene a agravar las tensiones en la región", denunció el jueves el diario argelino L'Expression.
- Reapertura de fronteras -
La invitación del dirigente español al rey Mohamed VI se inscribe "en el marco de una nueva alianza" entre los dos reinos vecinos, inmersos durante más de un año en una agria crisis diplomática.
"Uno de los primeros objetivos de esta nueva etapa va a ser la recuperación en la plena normalidad en la circulación de bienes y mercancías en los pasos fronterizos de Ceuta y Melilla", dos enclaves españoles al norte de Marruecos, dijo Sánchez.
Marruecos había paralizado este comercio transfronterizo, considerado como contrabando, en 2019.
"Vamos a proceder a la reapertura progresiva para garantizar un flujo ordenado de personas (...) y las mercancías también van a circular con normalidad", prometió el dirigente español.
En la visita, ambas partes acordaron una reunión de alto nivel de los dos gobiernos antes de final de año para desplegar "la hoja de ruta" establecida en Rabat.
Entre las "cuestiones de interés común" figuran la "reactivación" de la cooperación en materia de migración y la delimitación de las aguas territoriales. Para estos temas sensibles se crearán grupos de trabajo específicos.
Otras de las cuestiones prioritarias son los intercambios y las inversiones (España es el primer socio comercial de Marruecos) y la cooperación energética tras el cierre por parte de Argelia del gasoducto Magreb-Europea (GME) que pasa por el reino alauí.
- Control migratorio -
Para Madrid, la normalización de las relaciones con Rabat tiene como objetivo principal garantizar su "cooperación" en el control de la inmigración irregular desde Marruecos, de donde parte la mayoría de los migrantes.
El reino alauí ha sido acusado en varias ocasiones de usar a los migrantes como medio de presión.
La crisis entre Rabat y Madrid, causada por el recibimiento en España en abril de 2021 del jefe del Frente Polisario para ser hospitalizado por covid, tuvo su punto álgido con el ingreso en mayo de 10.000 migrantes a Ceuta, ante el relajamiento de los controles del lado marroquí.
España acusó entonces a Rabat de "chantaje" y "agresión". Marruecos retiró a su embajadora en Madrid, quien solo retornó el pasado 20 de marzo.
El gobierno español también espera que Rabat enfríe su reivindicación de los enclaves de Ceuta y Melilla.
Pero algunos analistas advierten de que España no ha obtenido garantías reales.
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