La industria textil se recupera progresivamente tras las tensiones políticas en Bangladesh

Muhammad Yunus lidera la recuperación económica de Bangladesh tras la inestabilidad política

Una pequeña fábrica textil de las afueras de Daca funciona sólo a media capacidad tras semanas de inestabilidad política. (Fuente externa)

En Bangladesh,  el motor económico del país se enfrió tras semanas de inestabilidad política. Las fábricas se vieron obligadas a cerrar cuando la ex dirigente Sheikh Hasina fue derrocada por su pueblo. Desde la llegada del economista Muhammad Yunus para encabezar un gobierno provisional y preparar las elecciones, la recuperación va tomando forma poco a poco.

Además de los estudiantes, los trabajadores pobres también participaron en el levantamiento en las calles contra el régimen de Sheikh Hasina, que provocó el exilio del Primer Ministro de Bangladesh a la India. Esto ha frenado seriamente la actividad de ciertas industrias, que se ven privadas de parte de su mano de obra. Es el caso de la industria textil, verdadero motor económico del país.

En Daca, las máquinas de coser vuelven a ponerse en marcha poco a poco. Las tensiones se han relajado, sobre todo con la llegada del economista y Premio Nobel de la Paz 2006, Muhammad Yunus, a la cabeza de un gobierno de transición.

Minu, de 35 años, salió a la calle durante el levantamiento de este verano.

“Durante el levantamiento contra Sheikh Hasina, la fábrica permaneció cerrada”, dice Minu, que hace horas extras en su máquina de coser, en la segunda planta de un edificio de las afueras de la capital. “Algunas de nosotras participamos en ella, y una compañera que resultó herida por la policía sigue hospitalizada. Cuando salimos del taller, no nos pagan, así que tenemos que recuperar absolutamente esas horas perdidas. Aquí sólo ganamos entre 70 y 150 euros al mes”.

Después de China, Bangladesh es el segundo exportador mundial de ropa. La industria textil representa alrededor del 20% de su PIB, y su recuperación es crucial para la economía del país. Sin embargo, Jahid, el propietario de este modesto taller, que trabaja entre otros para el ejército malayo, se encuentra en dificultades: “Entiendo que los trabajadores se manifestaran. Pero después del covid, es otro caso de contratos perdidos por culpa de los cierres de carreteras o los cortes de Internet”, se lamenta. “Sólo he podido volver a contratar a la mitad de mis empleados. Espero que Muhammad Yunus inaugure un periodo de estabilidad propicio para los negocios”, agrega.

La fábrica emplea sobre todo a mujeres, que afirman que la llegada de Muhammad Yunus a la cabeza de un gobierno provisional ya ha contribuido a reducir la inflación alimentaria al disminuir los márgenes de los intermediarios. En cuanto a la mejora de sus condiciones salariales y laborales, a menudo criticadas en este sector, no quieren hacerse demasiadas ilusiones.

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