Corrupción, salud y violencia centran atención del primer debate presidencial en México
Es el primer careo televisado entre los candidatos faltando menos de dos meses de los comicios generales del 2 de junio
Los tres aspirantes a la presidencia de México participaron el domingo en el primer debate presidencial sobre algunas de las preocupaciones que aquejan a los mexicanos como la salud, la violencia contra las mujeres y la corrupción, una de las banderas del gobierno saliente que ha dominado parte del primer mes de campaña electoral.
Aunque no estaba en la agenda la crisis diplomática con Ecuador fue parte de los primeros pronunciamientos. El conflicto se desató luego de la irrupción de policías en la embajada mexicana en ese país para apresar a un exvicepresidente ecuatoriano que había recibido asilo político.
La postulante oficialista Claudia Sheinbaum hizo referencia a este tema y comenzó felicitando a los diplomáticos mexicanos que regresaron al país, “por su valentía” ante los momentos de tensión vividos en Ecuador. También señaló que en las elecciones del 2 de junio se decidirá entre el “proyecto de regresar al pasado” y avanzar hacia un futuro mejor.
Según los analistas, el incidente podría llevar a cambios en la estrategia de la oposición que tendrá que manejarse con cuidado a la hora de atacar al presidente, Andrés Manuel López Obrador, quien ha recibido amplios respaldos de gobiernos extranjeros y diferentes sectores en el país tras la crisis.
El candidato Jorge Álvarez Máynez arrancó su primera intervención presentándose. Precisamente, los analistas apuntaban a que el debate fuera su oportunidad para darse a conocer, ante la ventaja que le llevan las otras dos aspirantes.
El tercer turno de palabra le llegó a la opositora Xóchitl Gálvez que dirigió un primer ataque a Sheinbaum. Dijo que su “sueño es que realmente a este país le vaya mucho mejor, que se acabe la división y el odio. El 2018 millones de mexicanos votaron por un cambio con la esperanza, pero pues la verdad es que no sucedió”.
El primer careo televisado entre los candidatos se dio a menos de dos meses de los comicios generales del 2 de junio en los que se perfila como favorita Sheinbaum, abanderada del partido gobernante Morena. Se mantiene arriba en las preferencias electorales superando por más de veinte puntos a su rival más cercana, la exsenadora Gálvez.
De acuerdo con las reglas acordadas por el Instituto Nacional Electoral (INE), que organizó el evento, el primer debate es dos horas y se divide en tres tres segmentos. Los candidatos responden a las preguntas que realizó la ciudadanía por las redes sociales sobre asuntos claves.
Horas antes del inicio del debate, Sheinbaum arribó a la sede capitalina del INE acompañada de su esposo. Al grito de “¡presidenta, presidente!”, un grupo de seguidores recibió a la oficialista que los saludó levantando su brazo derecho y les expresó que “vamos a ganar”.
Por su parte, Gálvez llegó al organismo electoral montada en una bicicleta tal como lo hizo al inicio de su campaña, lo que le dio mucha popularidad entre sus seguidores. En breves declaraciones a la prensa, la exsenadora opositora expresó que la “esperanza ya cambió de manos y con esa esperanza vamos a construir el país que nos merecemos”.
En su cuenta de la red social X, antes Twitter, Gálvez anunció que entre los invitados que la acompañarán en el debate estará una de las víctimas que dejó el colapso de una línea elevada del metro capitalino ocurrido en mayo del 2021 durante la gestión de Sheinbaum frente a la alcaldía de la Ciudad de México, así como la madre de una niña que sufre de cáncer y una activista que busca a su hijo desaparecido desde hace varios años.
Álvarez Máynez acudió al debate acompañado de su esposa y dos hijos pequeños, sus colaboradores e integrantes de su partido Movimiento Ciudadano.
Desde el inicio de la campaña electoral el 1 de marzo, la corrupción, un problema que ha golpeado por años a México, ha dominado parte del debate electoral y ha sido utilizado por los candidatos para atacarse mutuamente.
Sheinbaum ha llamado a sus electores a salir a votar el 2 de junio para asegurar la continuidad del proyecto político de su mentor, López Obrador, y para evitar que “regrese la corrupción” de los gobiernos anteriores, en referencia a los tradicionales Partido Revolucionario Institucional (PRI) y Partido Acción Nacional (PAN), que apoyan a Gálvez.
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Por su parte, la exsenadora opositora también ha aprovechado la campaña para denunciar supuestos hechos de corrupción que involucran a dos de los hijos de López Obrador en contrataciones para la construcción de un tren turístico en el sur del país, conocido como el “Tren Maya”. Ha planteado que, de llegar Sheinbaum a la presidencia, “será la tapadera de los casos de corrupción de este sexenio”.
En esa misma línea, el candidato Álvarez Máynez ha expresado que sus contrincantes representan la continuidad de los males que han golpeado a México por varios sexenios como la corrupción. Y ha proclamado que su proyecto representa una ruptura con esas viejas prácticas.
Los debates electorales se han convertido en las últimas décadas en una práctica cada vez más común que pueden llevar a giros sorpresivos en el resultado de los comicios, tal como ocurrió el año pasado en Ecuador. Pero en el caso mexicano no se prevé que genere mayor impacto en las preferencias electorales, que lucen muy definidas a favor de la candidata del partido gobernante, según indicaron analistas consultados por The Associated Press.
Aunque se ha minimizado su incidencia, en los últimos días surgió gran expectativa en torno al debate, alimentada por las críticas que hizo Morena a uno de los dos moderadores. El partido oficialista exigió imparcialidad y rechazó la decisión de la autoridad electoral de dejar en manos de los moderadores la elección de las preguntas.
Patricio Morelos, profesor en Ciencias Políticas del Instituto Tecnológico de Monterrey, dudaba de que el careo televisado pueda influir en las tendencias de los candidatos y lo atribuyó al desinterés de la ciudadanía y a la poca audiencia que los debates atraen.
Morelos planteó que en la mayoría de los casos sólo “sirven para reforzar posturas” de los candidatos y electores. “Cada candidato le habla a su perfil de votantes y, por eso, creo que los debates no son tan efectivos”, agregó.
Pese a ello, el asesor político Rubén Aguilar reivindicó la práctica y afirmó que su impacto será más mediático. Servirá para que una parte del país pueda conocer a los candidatos y saber qué piensan y cómo interactúan entre ellos. “Habrá sorpresas más de corte estrictamente mediático, en la medida que hay un sector muy grande de la población que no tiene ni idea de quién es Jorge Álvarez Máynez y de repente lo va ver y se va a encontrar con un señor y lo va a descubrir”.
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