Proyectando el Proyecto Nashla
El Proyecto Nashla, cuyos resultados observaron todos los que siguieron los atuendos que en los últimos dos meses llevó la comunicadora en sus participaciones en eventos y en los medios, no comenzó cuando su agente me solicitó trabajar como su estilista en base a lo que ya conocía sobre ella.Más bien, comenzó cuando nos reunimos y me mostró en primicia su vídeo testimonial para una nueva campaña de Reebok, donde dejaba ver su perseverancia, su inteligencia y sus ganas de desafiarse a sí misma profesional y personalmente.
Atrás quedaba la Nashla que nos hacía reír en Divertido y que gateaba cinematográficamente en Yuniol: esta Nashla que conocí en 2015 es una comunicadora concienzuda, con un elegancia natural envuelta en simplicidad, y que ahora como productora lleva las riendas desde el otro lado de la pantalla de cine. Fue ahí, tras esa reunión, que entendí la esencia de Nashla Bogaert. En esos minutos claramente nació en mi cabeza la base del proyecto: quería comunicarle a todo su público, a través de la ropa y los accesorios, la fortaleza personal y empresarial, la inteligencia y la elegancia sencilla de esta inspiradora mujer.
Nashla lo tenía claro: “Te dije lo que venía repitiendo desde hace tiempo, y no había logrado que alguien interpretara con exactitud”, me contó al hacer memoria de esa reunión inicial. “Te dije que quería sentirme limpia, estructurada y simple, nada pomposa, y así me declaraba. Para mi sorpresa, no tuve que explicarte más, porque con apenas estos 10 segundos de conversación maniobraste mi personalidad con una facilidad increíble”.
De ahí, comencé a proyectar el Proyecto Nashla: durante dos meses, que culminaron con la premier de La Gunguna, confió en mí para leer e interpretar su personalidad y enviarla a la calle con mis combinaciones de piezas minimalistas románticas y el pelo en distintos estados de desenfado controlado. Ella se dejó llevar. Mi estudio casero fue testigo del paso de blusas minimalistas de corte geométrico, de pantalones de talle alto, de tejidos en negro, rojo y blanco, y de la genialidad de un equipo compuesto por Giovanna Vásquez, Cary Michelle Flaz, Camelia Almonte, Vanessa Torres, Elvira Sepúlveda, Simón Espinal y Francisco Rosario.
La cara de Nashla cuando se veía en el espejo, con el producto terminado y la combinación de maquillaje y pelo, lo decía todo. “Es la primera vez que veo a la moda como un cómplice, y no como un enemigo”, me dijo en una ocasión. Fuera de eso, la retroalimentación en redes sociales no se hizo esperar: “Nashla no puede estar más impecable”, me comentó una seguidora en Instagram. “¡No te atrevas a cambiar!”, le dijeron a Nashla durante un evento. Lisa Fernández, la diseñadora estadounidense de un traje de baño estilo buceo que le coloqué para una sesión fotográfica playera, le mandó un mensaje de admiración por lo bien que llevaba la pieza.
No pude estar más de acuerdo con Lisa Marie: Nashla es una percha increíble. Muchos pensarán que llevar ropa es solo cuestión de tener un cuerpo que, para los estándares culturales, sea perfecto. No: con ella aprendí que llevar la ropa con magia es cuestión de dominio propio. Se adueñaba con elegancia de los cuatro centímetros de abdomen que quedaban entre una blusa corta y un pantalón de talle alto, y con esa ventanita de piel destilaba más sensualidad que cualquier otra mujer que mostrara secciones completas de escotes convencionales. Con el pelo mojado y corto, peinado hacia atrás, pasaba de lo andrógino a lo femenino con solo cambiar la mirada. Cuando entraba a un salón, aun vestida de negro de pies a cabeza, mostraba en dos segundos todos sus colores.
Por eso, puede que lo que ustedes hayan visto del Proyecto Nashla sea mi labor de guía sartorial con ella, pero en realidad este trabajo fue mucho más lejos: para mí fue un aprendizaje de doble vía, donde yo le enseñaba cómo transmitir sus fortalezas a través de la tela, pero ella me enseñó a perseverar y no desmotivarme, a ser fiel a mi visión pero a saber cuándo ser flexible y dejarme llevar de un consejo dado con conciencia, pero sobre todo, a ver a las personas más allá de lo que la primera impresión nos puede pretender decir que son.
Gracias, Nashla, por haberme hecho parte de tu proyecto.
Fotografía: Simon Espinal, francisco Rosario y Pedro Rodriguez / Estilismo: Lia Pellerano y Giovanna Vasquez / Maquillaje: Cari Michelle Flaz y Elliot Casimiro / Peinado: Camelia Almonte y Elvira Sepulveda
Agradecimientos a:
Tienda Nubah, Tienda Acquarela, Tienda Maison Marie, Tienda Kei Moda y Diseños, Tienda Noa, Cele And Clio, Oriett Domenech, Sarah Cury, Good as new, Tienda Efrata y Airam Toribio