Jorge Brown rompe corazones con sus sillas

Conocí a Jorge Brown hace casi 10 años, cuando no pude sacarme de la cabeza un editorial de moda que hizo para la revista Flow; estaba ambientado en una fábrica, y pocas veces había visto una locación tan visualmente interesante en una producción de una revista local. Ahí decidí traerlo a bordo de la publicación que estaba cocinando en ese entonces, Factoría.

Jorge terminó siendo su director de arte general, y hoy, aunque la revista ya no existe, seguimos trabajando juntos en todas mis producciones editoriales, porque confío mucho en su criterio: él tiene la capacidad de combinar elegancia con inteligencia y un guiño osado.

Estas tres cualidades las vi nuevamente en su nueva colección cápsula de sillas, I Came to Break Hearts. Estos 12 ejemplares de sillas Luis XVI jorgebrownizadas fueron presentadas en un Design Lovers Soirée en Design Center Marmotech, con el patrocinio de Tissage y a beneficio de la Fundación St. Jude. La opinión de los asistentes fue unánime: las piezas, inspiradas en un reciente viaje a París, estaban espectaculares.

Para los que han visto las piezas de la colección y están curiosos por saber de dónde vino la inspiración, aquí converso con Jorge sobre su proceso.

¿Cómo así, I Came to Break Hearts?

La colección está basada totalmente en París, inspirada en un viaje que hice recientemente con Ingrid Sabater; regularmente nos vamos de compras a la ciudad para reunir el inventario de la tienda Maison Marie. Yo le había comentado que tenía la intención de que las sillas de esta colección fueran tan hermosas que quienes las vean se queden apasionados por ella, que no puedan evitar enamorarse. En un momento estábamos en Colette, y ahí ella vio una cachucha que decía “I came to break hearts”; me la compró porque dijo que le recordaba a mí, y ahí me di cuenta de que esa frase encerraba el objetivo que tenía para las sillas.

Cada silla tiene una tela o una combinación de telas diferentes entre sí. ¿De dónde te vino esa idea?

Tissage quería trabajar una colección donde pudiera también mostrar sus productos, así que me alié de su equipo experto para encontrar las telas exactas que tenía en mi visión. En ese ejercicio hasta descubrí que en su inmenso catálogo hay materiales, como el vinil, que ni sabía que tenían.

Quería que se sintiera como una colección de ropa, pero en sillas. Por eso, otro punto de inspiración fue el documental Dior and I, donde el entonces director creativo de la casa francesa Raf Simons combina el pasado de la casa con la tecnología. En un momento de la película sale una silla Luis XVI, y ahí todo hizo clic: yo quería llevar a una silla Luis XV esa deconstrucción que él hizo del diseño antiguo de Dior llevado a lo moderno y avant garde.

Tomamos juntos el vuelo Santo Domingo - París para ir a la reciente Semana de la Moda Primavera-Verano 2016, y recuerdo que en el avión tenías tu carpeta con muestras de tela, cartas de colores y diseños, todo organizado. ¿Por qué escogiste ese momento para trabajarlas?

Las sillas están inspiradas en París, en su geografía, en sus colecciones. Hice el trabajo de curaduría de materiales con antelación, para entonces poder aprovechar los momentos clave para trabajar el concepto de cada una de ellas. Fíjate que Raf Simons usó, tanto en el desfile del documental como en su última colección para Dior, el tema de las flores como escenografía: por eso una de las sillas tiene flores en lentejuelas, otra en cristal. Otros diseñadores también me influenciaron: Peter Pilotto con sus combinaciones de color que hacen referencia a la tecnología, y Oriett Domenech con su uso estratégico de zippers. Al final, estas sillas son un homenaje a la moda, una mezcolanza que se podría resumir en una sola frase “glamour con tenis”: quería que cada silla se sintiera súper elegante y clásica, pero llevada a un color cool, con elementos como un zipper o un detalle de un cinturón.

¿Cómo sentiste la respuesta del público que asistió al evento?

A todos les encantaron las sillas. Me llama la atención que quizá muchas personas no se las imaginen como piezas vivibles, pero en realidad, sí lo son. Pueden convivir en cualquier espacio, en cualquier tipo de decoración, porque son piezas que incitan a la conversación. Yo hice el experimento, colocándolas en la sala que tiene Yudelka Checo en Altri Tempi, y se ven muy vivibles. Es una propuesta diferente en el mercado, de la cual estoy muy orgulloso, y me alegra decir que se han ido vendiendo; el público las ha acogido.

Ya habías trabajado colecciones cápsula con Tissage. ¿Vas a seguir con ese proyecto?

Quiero seguir desarrollando la marca Mr. Brown Cott, haciendo colaboraciones con fundaciones, colecciones cápsula, proyectos especiales que de una forma u otra se traten sobre colaborar y ayudar. Aparte, quiero aportar al movimiento local de ver y hacer cosas diferentes.

¡Conmigo vienen cosas!