Un jardín urbano, enraizado en Bella Vista
El jardín de esta casa capitaleña es su “habitación exterior”, según la paisajista Rosángela Bobea
Este jardín, que evoluciona incesantemente, ha vivido tres etapas, según la arquitecta paisajista Rosángela Bobea, quien ha sido la responsable, junto a la anfitriona de esta casa, del paisajismo del espacio.
Bobea debía optimizar al máximo el metraje de esta área exterior, pues había que adaptarla a las diversas necesidades y prioridades de un matrimonio con cuatro hijos.
El jardín empezó con un área de juegos para los niños. “También debíamos ‘cubrirnos’ de verde, por la cantidad de edificaciones que arropan a esta casa y por la intensidad de los rayos solares. El jardín fue así, primero”, recuerda Rosángela Bobea, quien es la responsable de incontables proyectos paisajísticos, tanto de complejos turísticos como de residencias privadas.
La normalidad en este espacio ajardinado perduró durante un trienio hasta que a su dueña se le ocurrió instalar una piscina con un pergolado enfrente. Inmediatamente, volvió a llamar a la creadora del jardín para externarle su nueva propuesta. “Entonces pregunté a mi clienta: ‘¿Qué más quieres hacer aquí´?”, comenta Rosángela de forma hilarante. Y, de ese modo, procedió a llevar a cabo la tercera etapa…
Definitivamente, esta área exterior ha adquirido la personalidad de su anfitriona. Y aunque, ésta consulta constantemente a Rosángela Bobea sobre las modificaciones que desea hacer en este espacio, ella se ha empoderado cien por ciento del mismo -no por casualidad se ha granjeado la admiración de la arquitecta paisajista, quien la considera dotada de un “dedo verde” por su dedicación, pasión y talento hacia la jardinería.
Aquí, el colorido está a cargo de los caprichos, de las orquídeas, de las cañafístulas (cuando florecen de amarillo en las primaveras), y sobre todo, de los árboles de calamandrín; estos últimos irradian un color cítrico y vibrante a través de sus frutos.
Pero la mutación de este “jardín urbano” no se detiene. Su propietaria ya sugiere la realización de nuevos cambios; mientras tanto, Rosángela Bobea ya se intuye el inicio de una cuarta etapa (que, seguramente, no habrá de ser la última…).