¿Por qué es necesario promover la salud mental en las empresas?

Un 20.3 % de la población dominicana afirma tener síntomas de depresión mayor luego de la pandemia, de acuerdo con estudios recientes

La pandemia está pasando factura en la salud mental de las sociedades. (Freepik)

Para nadie es un secreto que el COVID-19 ha empeorado la situación respecto a la salud mental. Además de que gracias a la pandemia han aumentado considerablemente los casos de depresión y ansiedad, también han agravado los pacientes con condiciones preexistentes, lo que significa una problemática que supone grandes desafíos para las empresas y sus colaboradores.

De acuerdo con un estudio publicado recientemente por el Laboratorio Emociones, Salud y Ciber-psicología de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), un 20.3 % de la población en República Dominicana ahora sufre síntomas de depresión mayor luego de la pandemia, mientras que un 38.7 % de los dominicanos presenta ataques de ansiedad. De estos, un 75.8 % afirmó no haber experimentado estos ataques antes.

Esto se presenta como una oportunidad para las empresas de reconocer la necesidad de crear programas de beneficios para los colaboradores que aborden los temas de salud mental y bienestar. Mientras que antes de la pandemia, solo una de cada tres empresas en la región había desarrollado programas para reducir los problemas de la salud mental de sus empleados, ahora el 53 % de las empresas está ofreciendo un programa de asistencia al empleado (EAP) a sus colaboradores, de acuerdo al Estudio Regional Tendencias de Salud Mental en Latinoamérica y el Caribe 2019 realizado a 880 empresas en 11 países de la región por la consultora Mercer Marsh.

“Los colaboradores han tenido que adaptarse a un trabajo a distancia en apenas días, con casi nulo contacto humano, aprendiendo sobre la marcha infinidad de procesos, adaptándose a velocidad de vértigo, con muchos miedos y muchos duelos, sin oportunidad de despedidas o de gestionar el dolor, con muchos problemas económicos... A esto sumemos la realidad de las personas con afecciones previas de salud mental, muchas de las cuales están todavía más aisladas socialmente que antes”, comenta Nelly Escotto, asesora médico y líder de Workforce Health en Mercer Marsh Beneficios.

Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS) la media del gasto público en salud mental en toda la región es apenas de un 2.0 % del presupuesto sanitario, y más del 60 % de este dinero se destina a hospitales psiquiátricos. Sin embargo, el 68 % de las aseguradoras a nivel mundial ofrece programas de salud mental, y consideran que los sistemas de atención médica privados, patrocinados por los empleadores, son más eficaces que los públicos en lo que respecta a la prevención, el diagnóstico y el tratamiento necesarios para los trastornos de salud mental.

Esa es la razón por la que las empresas deben tener cuidado al diseñar planes y deben entender que una solución única para todos los casos no satisfará las diferentes necesidades de una fuerza laboral que en la actualidad es bastante diversa. “Una estrategia fuerte de salud mental permite al empleador establecer un marco, identificar brechas, abordar las preferencias de los empleados y cubrir las necesidades en todo el espectro de las condiciones de salud mental”, comenta Patricia Pierre, líder de la consultora en República Dominicana.

De acuerdo con ella, estos planes podrían ayudar a mantener la salud de los empleados y a promover equidad, dignidad, prosperidad y salud mental.

¿Cómo implementar un programa de salud mental?

Según el estudio ‘Convirtiendo el riesgo de la salud en valor’ de Mercer Marsh Beneficios, el diseño de estos programas varía de una cultura a otra, pero en todos ellos es necesario:

1. Uso de los datos para entender las necesidades de su fuerza laboral.

2. Ofrecer valor a los empleados a través de programas personalizados en cuestiones de salud mental y conductual, uso de sustancias y prevención del suicidio y la violencia.

3. Reducir el estigma: los empleadores deben dotar a los gerentes y supervisores con habilidades que les permita identificar señales tempranas de advertencia de problemas de estrés y salud mental.

“Es de suma importancia que, cada vez más, los empleadores reinventen sus programas de salud mental, revisen sus redes de proveedores de servicios de salud y garanticen la diversidad de los profesionales encargados de la atención en salud para reflejar las necesidades de su fuerza laboral”, agrega Pierre.