Los topiarios, el arte de dar una nueva forma a las plantas
Este tipo de arte que utiliza las plantas es muy antiguo, pero en la actualidad es una tendencia que llega para embellecer los espacios públicos y privados
Una nueva forma a las plantas es el principal foco del topiario; un arte que tiene su origen en Roma y que ha cobrado mayor presencia en nuestros días, dotando de personalidad a los espacios naturales de los hogares, empresas y cualquier otra área que se desee.
“Este arte fue importado de las culturas mediterráneas y asiáticas, o cuyo origen se encuentra en la jardinería de los romanos, continuando por el Renacimiento italiano. Alcanzó su punto culminante en las 800 hectáreas de dominios reales en Francia, con André Le Notre, el famoso diseñador de los jardines de Versalles”, explica el topiarista cubano, radicado en República Dominicana, Antonio Gutiérrez.
El experto sigue explicando que en nuestro país las figuras que más predominan son las redondas, cónicas y piramidales. Sin embargo, desde el proyecto Felicidad siguen los pasos a las novedades, con la finalidad de enaltecer esta profesión que es capaz de aportar mayor entidad a la marca país en República Dominicana.
Tipos de plantas que se pueden usar
Gutiérrez se confiesa un agradecido de las tantas bondades que tienen todas las plantas, por lo que ve en cada árbol una oportunidad para manifestar este sentimiento y explica que, entre los ejemplares más utilizados por los topiaristas está el Boj, Mirto Arrayan, Laurel, Romero, Grigri, Ciprés de Leilandi, Acebo, Tejo, Aligustre, o Foquiantil entre otros muchos. Todo dependerá del artista, el talento y su estilo para utilizar, con preferencia, las especies de hojas perenne, que perduran después de su función fisiológica, así como las de alta capacidad para rebrotar sobre los cortes en sus ramas.
Para quienes consideran las trepadoras plantas rebeldes, difíciles de orientar, Antonio Gutiérrez aclara que este arte también se puede hacer con ellas, poniendo como ejemplo el muso, la planta de habas y la flor de San Juan... “No hay límites a la imaginación y al genio del topiarista, ya que pueden utilizarse complementando dos o más plantas, formando setos y borduras, aisladas, o combinadas con las plantas topiarios principales de follaje persistente”.
Y asegura que si te animas a tener este arte en tu hogar será una experiencia encantadora y un mensaje de alegría a nuestros seres queridos. “No es para nada extravagante, nada cursi cuando se decora un jardín, una terraza, o nuestro rincón seleccionado con estas figuras”, deja saber Gutiérrez.
Qué mantenimiento necesita
El topiario es un ser vivo, dice Gutiérrez, por lo que este trabajo, realizado entre 10 minutos o 10 días, va a requerir un mantenimiento cada vez que el crecimiento de sus ramas lo determine. Además, explica que hay que “considerar que en un xerojardín o jardín cultivado con árboles ornamentales, donde hay bajo consumo de agua, o sea, pocas necesidades de riego, son plantas que pueden vivir soportando el medio árido, los ciclos de crecimiento y los mantenimientos son más largos... Los cortes son decisivos y especializados, el riego es fundamental para mantener en condiciones los topiarios, pero solo con el agua que precisen, sin excesos ni carencias y dependiendo del árbol de que se trate, siempre necesitaremos la asistencia y consulta del topiarista”.
¿Dónde aprender topiarismo?
Desde 1998, con el Proyecto Internacional de Salinas en Baní, patrocinado por UNESCO y las oficinas de la ONU en República Dominicana, Gutiérrez dirige planes de Felicidad con Topiarios para mejorar las condiciones de vida, coordinando esta especialidad con paisajistas, diseñadores, biólogos, botánicos y maestros de Asia, Europa, Norteamérica y Latinoamérica. “Ahora, desde Cevicos, convocaremos tutoriales, paneles y cursos de formación en topiarismo. Y para Santo Domingo y otras provincias del país tenemos en planes concertar reuniones con ministerios, cooperativas, colegios y ONGs”, explica Antonio Gutiérrez.
Quién es Antonio Gutiérrez
Lleva más de seis décadas dedicadas a este arte. En Cuba, durante su niñez recuerda jugar con figuras humanas, letras gigantes, en laberintos, con arcos y corazones de topiarios en patios, jardines y avenidas. Luego, en la Universidad de Praga / Europa, estudiaba bajo este tipo de arte que rodeaba el Castillo, residencia para los alumnos extranjeros. Juntos examinaban la energía de alegría por los cuidados de artistas que, con su magia, logran mantener vivos los topiarios para resistir a los fríos inviernos, testimonios que explica como oficial / consultor de programas y desarrollador del bienestar colectivo, responsable, en las motivaciones comunitarias, con instituciones públicas y privadas, manteniendo viva la filosofía enseñada por pasadas generaciones de nunca trabajar en contra de la naturaleza .
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