Hábitos saludables para el corazón
Las muertes por enfermedades cardiovasculares se agrupan en un número alarmante: 17 millones de personas fallecen cada año. Son, según Naciones Unidas, la principal causa de muerte a nivel mundial y en muchos casos están provocadas por malos hábitos como fumar o una mala alimentación. Entonces, nunca es tarde para reflexionar y accionar sobre el estilo de vida que pudiera estar conduciéndonos a una muerte prematura. Se puede cambiar para vivir más. Sin importar la edad, aplica estos siete buenos hábitos para tener un corazón saludable. ¡Inténtalo!
1 Sé un bello durmiente. Un estudio publicado en la revista Scientific Reports asegura que tener una hora regular para acostarse y para levantarse es importante para la salud del corazón. El estudio se llevó a cabo con adultos mayores, pero no tienes que esperar a hacerte mayor para las buenas prácticas, ya lo sabes, ponte un horario para la cama.
2 El lado bueno de las cosas. Quizá a veces no sea fácil, pero intenta ver el lado bueno de todo. Esta práctica es menos dañina para ti y para la salud de tu corazón. Se ha observado científicamente que el bienestar psicológico positivo, como el optimismo, se asocia a buenos resultados para la salud cardiovascular. Según el Journal of the American College of Cardiology esta conexión puede tener como fuente las vías biológicas, conductuales y psicosociales. El dato se desprende del artículo “Positive Psychological Well-Being and Cardiovascular” (Bienestar psicológico positivo y enfermedades cardiovasculares). Mejora tu entorno y tu visión del día a día.
3 Control clínico. Aunque te sientas en perfecto estado de salud, los chequeos clínicos “de control” son más importantes de lo que te imaginas y es por su carácter preventivo. ¿Sabías que tu edad no es necesariamente la misma de tu corazón? Sí, quizás tengas 30 años, por ejemplo, pero tu corazón tenga 57. Esto está condicionado por las rutinas no saludables y por factores de riesgo como la diabetes, el tabaquismo o incluso antecedentes familiares, pero todo esto solo es posible saberlo mediante un chequeo o control clínico. Es decir, no esperes ir al médico solo cuando te sientas mal. Agenda una visita al doctor y reduce el riesgo de un ataque cardíaco.
4 No trabajes tanto, tómate un descanso. En el recién celebrado Congreso Anual de la Sociedad Europea de Cardiología se presentó el resultado de una investigación que indica que tener pocos días de vacaciones o de descanso al año favorece el estrés, perjudicando aún más la salud cardiovascular de las personas con factores de riesgo. La Universidad de Helsinki, de Finlandia, realizó este estudio indicando que la mortalidad aumenta hasta un 37% si se tienen menos de tres semanas de descanso al año. Siempre que puedas, ¡tómate un respiro!
5 Aliméntate mejor. Se ha dicho mucho que un balance en la alimentación es importante, pero debido a que la hipertensión continúa en la lista de los factores detonantes para males del corazón es necesario repetirlo una y otra vez: tienes que disminuir la sal, el azúcar y las grasas de tu dieta y mejorar la calidad de tu alimentación. Así lo propone Etienne Krug, director para el manejo de enfermedades crónicas en la Organización Mundial de la Salud.
6 ¡Muévete! Otro tópico que parece ser trillado: haz ejercicio o realiza alguna actividad física. Y sí, a este punto también hay que repetirlo sin cansancio. No es que corras al gimnasio más cercano o seas el más atlético de la noche a la mañana; la iniciativa “Million Hearts”, de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, sugiere hacer pequeños cambios en tu rutina agregando 10 minutos de alguna actividad física al día, como caminar. Piénsalo, solo son 10 minutos al día.
7 Dile “adiós” al humo. Según datos de las Naciones Unidas, las enfermedades cardiovasculares causadas por el tabaco cobran la vida de 3 millones de personas anualmente, pero la población no suele asociar el hábito de fumar con las enfermedades del corazón que son la principal causa de muerte en el mundo. Si estás en el grupo de los fumadores, ¿qué esperas para empezar a pensar en tu salud?