El escape citadino de un artista
Mientras la gente sale de la ciudad evadiendo la cotidianidad, Adolfo Lucero hace justo lo contrario
Hace dos años que adquirió en planos este inmueble del ensanche Paraíso e hizo escasas remodelaciones estructurales, preservando su sencillez. Aunque es un diseñador gráfico que soñaba con un estilo 100% minimalista se dio cuenta de que, en su caso, no era factible; diversos viajes alrededor del mundo se encargaron de sabotear esta idea, tentándolo a adquirir y coleccionar múltiples objetos, que hoy día han devenido en múltiples
Eso sí, Lucero tuvo claras desde siempre sus ideas para decorar este hogar, pues las acariciaba en su mente desde hacía mucho tiempo. Como diseñador y catedrático, estuvo eternamente enamorado de ciertos íconos del diseño (como la lámpara de la década del 60 que tiene en su sala o el sillón de Le Corbusier que privilegia a un rincón del salón). Para él, son ese tipo de elementos de diseño los que suben el nivel del entorno y enriquecen su contexto.
En cuanto al color, optó por manejar una línea neutra, tanto en las paredes como en el mobiliario. Aunque la parte más idealista de su ser soñaba con vestir el espacio enteramente de blanco, entendió que esto podría tornarlo en un ambiente irreal e invivible; por lo que decidió jugar con el blanco, el negro y el gris, y buscó ornamentos puntuales que aportasen su tonalidad vibrante al entorno.
En todas las áreas del apartamento de Adolfo Lucero queda algo bien claro: para él, su espacio es algo más que una mera inversión en decoración; es la disposición de unas flores frescas en un jarrón, es la colocación de un buen tapiz o de un elemento sencillo a nivel de color…En fin, son los detalles; aquellos mágicos detalles, los que transforman este espacio en el otro mundo de Adolfo Lucero: en el mundo metropolitano donde se “guarece” los fines de semana.