Cómo afrontar la desmotivación laboral

Lunes, 6:00 de la mañana. Suena la alarma anunciando que es hora de levantarse para ir a trabajar. La reacción automática es posponer la alarma una y otra vez hasta el último minuto, cuando ya no quede más remedio que pararse de la cama para evitar llegar tarde, pero no sin antes autopreguntarte: ¿de verdad necesito este empleo?

Esa es la realidad a la que con frecuencia se enfrentan decenas de personas, quienes pese a contar con la dicha de tener eso tan anhelado por muchos, un trabajo estable, simplemente no encuentran satisfacción plena en lo que hacen. Quizá sea el caso de un conocido, un familiar o el tuyo propio, y debes saber esto: estás ante un problema de desmotivación laboral y es normal pasar por ello.

Las razones que llevan a una persona a perder la motivación en el trabajo son muy diversos, pues dependen de las preferencias e intereses de cada quien. Sin embargo, la psicóloga industrial Karina Valenzuela considera que los más comunes se relacionan con no sentirse valorado o reconocido, además de la falta de claridad, de respeto, ética o abusos de poder en el ambiente laboral.

Las consecuencias de ese desanimo, dice la experta, la sufre tanto la empresa como la persona. “La empresa lo puede ver reflejado en la pérdida de clientes y producción, en su reputación, en alta rotación del personal. En las personas se manifiesta a través de estrés, baja calidad y tardanzas en el cumplimiento de sus responsabilidades. Tienden a incrementar las inasistencias, los permisos y las tardanzas”, explica la profesional. La baja participación en reuniones, el incremento del tiempo improductivo, pocas sugerencias para implementar o solucionar situaciones y pocas propuestas de mejoras son otros signos que alertan.

Una vez reconoces el problema, el siguiente paso es buscar solución. Para algunos, la respuesta está en abandonar el trabajo actual. Pero ¿la desmotivación necesariamente indica que hace falta cambiar de ambiente laboral? No siempre es el caso, asegura la psicóloga. “Es importante identificar qué puede estar faltando, tanto de tu parte como de la empresa, y buscar espacio para conversarlo y llegar a acuerdos”, dice, añadiendo que siempre es bueno dar una oportunidad, sobre todo si la persona se dedica a lo que le apasiona. Si al final no funciona y se toma la decisión de partir, al menos queda la satisfacción de haberlo intentado.

“Elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida”. Así reza una famosa frase con una verdad a medias, pues el hecho de amar tu empleo no quiere decir que, en algún momento, no te sentirás desmotivado o cansado. “¡Claro que puedes perder motivación aun haciendo lo que amas! Más allá de la tarea o las funciones en sí, los ambientes de trabajo se tratan de relaciones: de cultivar confianza, de comunicación, respeto y cuidado. Si estos aspectos fallan, no hay tarea que por más que te guste pueda sostenerse en el tiempo, y si se hace es a costa de sufrimiento y estrés emocional”, indica Valenzuela.

Consejos para recuperar la motivación perdida

La psicóloga señala tener presente lo planteado al principio: cada quien es diferente, por lo que los motivadores y acciones a tomar van a cambiar de persona en persona. Dicho esto, te compartimos algunas recomendaciones de forma general bajo la advertencia de que lo mejor ante este problema siempre es profundizar en tu caso particular con ayuda de especialistas como psicólogos laborales y coaches de carrera.

1. Válida tus emociones. No eres el primero ni el último que pasa por una desmotivación laboral. Acepta el problema y controla tus emociones para evitar frustrarte más de la cuenta.

2. Recuerda y lista los aspectos que te llevaron a tomar ese trabajo, que te hicieron sentir energizado y apasionado en algún momento. ¿Qué cambió? ¿Se puede recuperar?

3. Conversa para llegar a nuevos acuerdos, negociar condiciones, hacer ofertas o peticiones. Una vez hayas respondido las preguntas anteriores, determina el tipo de conversación a sostener y las personas con las que debes hablar para recuperar lo faltante.

4. Innova para evitar aburrirte. La rutina agota, así que intenta agregar nuevas actividades cada día a tu jornada laboral y no siempre hacer lo mismo.

5. Busca el lado positivo. Nada es tan malo que no tenga algo bueno (cliché, pero cierto). Pasa balance de los aspectos positivos y negativos de tu empleo y seguro te darás cuenta de que hay más razones para estar agradecido que para quejarte.