Calvicie prematura, ¿se puede evitar?

Décadas atrás, cuando nos hablaban de alopecia, es probable que lo primero que llegara a nuestras mentes fuera la imagen de un adulto mayor a quien el cabello se le cayó como parte de los cambios que trae consigo el pasar del tiempo. Sin embargo, ahora no hace falta llegar a la vejez para empezar a preocuparnos por quedarnos calvos, y es que cada vez son más los jóvenes que se enfrentan a este problema, que afecta tanto nuestra imagen como autoestima.

La razón por la que actualmente la pérdida excesiva del cabello es tan frecuente en la juventud, tiene mucho que ver con el agitado estilo de vida que llevan las nuevas generaciones. “En estos tiempos los jóvenes tienen niveles de estrés y ansiedad más elevados, y el estrés es una de las causas más frecuentes en el desarrollo de la alopecia”, explica la dermatóloga Fabrina Féliz.

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La experta indica que esta condición también se asocia a enfermedades sistémicas y la mala alimentación, además de trastornos de la glándula tiroides, anemia y dietas hipocalóricas o bajas en proteínas y ácidos grasos. A eso agrega que el uso de ciertos medicamentos también puede influir en su padecimiento. “El uso de medicamentos como el litio, ácido valproico, anticoagulantes y algunos antihipertensivos, pueden debilitar el folículo piloso”, dice.

Pero la causa más frecuente de la calvicie en edades tempranas nada tiene que ver con nuestro estado emocional o con lo que consumimos. Más bien, se debe a factores hereditarios, lo que en términos médicos se le conoce como alopecia androgénica; un tipo de calvicie que suele darse cuando existen antecedentes de familiares directos y que solo afecta a hombres.

Por lo general, según Félix, los primeros signos de alopecia androgénica se dan entre los 20 y 30 años de edad, mientras que en los casos en los que la condición se desencadena por estrés u otras de las causas mencionadas anteriormente, puede ser visible a cualquier edad, independientemente del sexo.

Prevención y tratamiento

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Cuando no se debe a un factor hereditario, hay algunos hábitos que podemos poner en práctica para evitar la pérdida excesiva de cabello. Una vez se descarta el estrés y otras patologías sistémicas, debemos empezar a mantener una correcta higiene en el cuero cabelludo, con productos que vayan acorde a nuestras necesidades (si tenemos cabello graso, reseco, maltratado o teñido). Usar gorros para cuidar el cabello de las agresiones, tanto del sol como de contaminantes externos, y masajear el cuero cabelludo al menos una vez por día para ayudar a activar el riego sanguíneo, son prácticas que también pueden ayudarnos a prevenir la calvicie a temprana edad.

Si se trata de alopecia androgénica, Féliz dice que lo ideal es que en cuanto se empiecen a notar los primeros síntomas, la persona acuda a un especialista, para que este indique el tratamiento adecuado. “Existen múltiples opciones, pero lo primero es la evaluación clínica por un especialista en el área, quien determinará la causa y luego indicará lo más conveniente”.

Así lo dice la dermatóloga, explicando que las soluciones pueden ir desde tratamientos tipo finasteride, un fármaco que impide el impacto hormonal sobre el pelo, además de agentes estimulantes y engrosadores del cabello como minoxidil, complejos vitamínicos, aminoácidos y oligoelementos.

A eso se añaden otras terapias más innovadoras, entre las que cita la mesoterapia capilar con sustancias como pantenol, biotina y ginko biloba, la bioestimulación capilar con plasma rico en plaquetas obtenido del propio paciente con factores de crecimiento, al igual que trasplantes capilares, una de las opciones más efectivas en términos estéticos.

Si el paciente no aplica para ninguno de los tratamientos citados, la especialista dice que también está la opción de optar por cabellos postizos, los cuales se adhieren con pegamento y permanecen intactos por varios días.